Ojalá cantáramos de júbilo cómo hace el gallo al amanecer , o cómo lo pajaritos se preparan para su sesión de estudio. Están listos para surcar nuevos aires de conocimiento y de experiencia. El sol trabaja incansable para calentarnos y para demostrarnos, que la sombra, su opuesto existe. Las nubes esculpen sus formas para desafiar al más incrédulo. Y nosotros aún así no los saboreamos, no apreciamos ni sus fintas, ni su calor, ni su verso, ni su colorido. No agradecemos su utilidad.
Ayer salí al balcón de mi casa, y sentí el sol calentar mis brazos, sentí cómo me hacía falta apreciar su caricia. Ante ese encuentro mis brazos se erizaron y suspiré. También me asomé a una de las ventanas de la casa e inspiré profundamente, y sentí la frescura del aire, su aroma, su libertad encontrándose con la mía. Cómo ese aire vestido de libre albedrío, bailó alrededor de la flor de azahar y del jazmín de noche para engalanarse y regalarme por un instante la gala de su encuentro.
En medio de la cuarentena, toda mi atención se ha dirigido a las plantas que tengo en la casa. Ha sido el proceso de aprenderlas a conocer. Saber cuánta agua quieren, si el lugar les gusta o no, si requieren poda. Todos los días me levanto a verlas, cómo la su magia se transforma en nuevas flores, en nuevos retoños. Es el presenciar del continuo poder creador de lo que nos rodea, es una explosión de ternura desenvolviéndose ante nuestros ojos. Una semilla de mandarina hoy es una hojita minúscula sostenida por un tallo delgado que se eleva aspirando la luz, que le da vida.
Nuestro interior deambula buscando sosiego, buscando un lugar donde seamos plenos, sin imágenes, donde ese poder transformador que todos los seres de la naturaleza tienen, tenemos, se manifieste. Esta semana al ver nacer esa pequeña plantita, e imaginar el tránsito en su interior para dejar de ser semilla y explotar en vida que gesta vida, pensé cuánto esfuerzo hay de por medio, cuántas situaciones adversas encontró esa semilla, la tierra podría no haber tenido el contenido nutricional adecuado ni la humedad. Ella luchó, en silencio, debajo de la tierra donde nadie la veía, sumida en su oscuridad aspiraba a emerger sin ser notada. Tanta grandeza revestida con tanta humildad.
¿Qué semilla se aposenta en tu interior y está dando ese tránsito hasta lograr abrir la puerta? ¿Es esa semilla ya historia, y hoy es una planta que se regocija con cada nuevo día y expone su dulzura para el deleite del colibrí o la abeja? ¿En este confinamiento, la estás cuidando? ¿Les estás hablando? ¿Te la imaginas dando frutos?
Hoy hago un llamado a que nos detengamos por un segundo al interior de nuestros hogares, al interior de nuestros corazones, para que reverenciemos la vida que nos habita, su misterio, su sabiduría, su fugacidad. El baile imperceptible siempre está teniendo lugar. Podemos decidir arrodillarnos en agradecimiento por su tenacidad y valentía, o podemos cegar nuestros ojos, o anestesiar nuestros sentidos, para alejarnos de rozar la cadencia del amor, de su abrazo, de su inconfundible plenitud.
Veneremos esas grandes proezas que no traen títulos ni dinero, sino que nos acercan a nuestro origen, a nuestro destino, a nuestra capacidad de ser y dejar de ser semillas. Luchemos como esa semilla de mandarina, sumida en la oscuridad, por emerger a la luz, sin ser notada.

jueves, 30 de abril de 2020
domingo, 26 de abril de 2020
Día 38: ¿Adivinos?
¡Cómo ha venido cambiando la experiencia de este confinamiento! Cada vez veo menos noticias. Me aburre ver los refritos y los rellenos, que los noticieros colombianos escogen. Me preocupa que nuestras energías como población, no están siendo dirigidas hacia las personas con más necesidades: a salvar vidas, a calmar el hambre, a sosegar la angustia que se deriva de la incertidumbre. También les hago una infidencia, como ya se los había comentado, no me aguanto la negligencia de los presidentes de las naciones "más poderosas". ¡Ya sabrán de quién estoy hablando..... hasta Barbara Streisand le escribió una canción diciendo " NO me mientas"! Me parece increíble que en pleno siglo XXI un dirigente haga aseveraciones públicas irresponsables diciéndole a su grupo de científicos que prueben con la ingestión de desinfectantes, en humanos. ¡Respuesta: mas de 100 personas en Estados Unidos lo hicieron! Y ahí no para la cosa..después viene una diatriba de acusaciones para defenderse y desmentirse. Es un circo por todos lados. ¡En Colombia seguimos en las mismas..nuestro circo no se parece al Circo del Sol sino mas bien al Circo de los Hermanos Gasca!
En el ámbito personal he de decirles, que dejé de pensar en la fecha de mi libertad condicional. El sentir que no tiene fecha la sentencia, hizo que tomara decisiones sobre como abordaré mi estancia intramuros. Ya entiendo por qué en las películas los presos siempre dentro de las celdas andan haciendo sentadillas y planchas. Así ando yo, cual reo, tratando de mover el esqueleto y mantener mi mente activa. Tengo a mi gato enloquecido...ya no puede hacer sus consabidas siestas.
Estos días de confinamiento, me he puesto a pensar que tal vez todos nosotros somos malos predictores del futuro. Creemos tener claridad en la duración e intensidad de lo que está por venir. Creemos tener la varita mágica para saber cómo, el futuro, nos hará más o menos felices. Es más, creo que nuestras expectativas frente a sucesos negativos futuros son más exageradas que la realidad misma. Tal vez, mi experiencia reciente me lleve a pensar esto. Un diagnóstico de una enfermedad crónica, parecería ser la llave para una infelicidad perpetua, porque para muchos es una sentencia de muerte, para mi no lo ha sido, luego del tsunami inicial, ese diagnóstico ha venido con el pan debajo del brazo. ¿Entonces, hoy soy más infeliz que lo que pensé ser, ante un posible diagnóstico de tal calado? La respuesta es no. Creo que todos nos adaptamos a las nuevas realidades sin darnos cuenta, y sin darnos cuenta de la capacidad que tenemos para llevar a cabo esa adaptación. Tenemos una red de personas que nos soportan, con una llamada, con un abrazo, con una oración. La naturaleza y su invitación a renacer, el agua y su elogio al fluir y a limpiar, el sol y su caricia amorosa, el fuego y su fuerza a trasmutar. y nuestra mente y su capacidad de pensar e imaginar. ¡Qué perfección de diseño!
Cada día las historias que nos rodean son más y más tristes. No invirtamos nuestro tiempo anticipando qué será mañana. Si tendré trabajo o no, si tendré plata o no, si estaré gorda o no, si mi vida será aburridora porque no podré ir al bar, al gimnasio, al estadio o al concierto. Si no podré ir a la finca o a la misa. No podemos permitir darle rienda suelta al que pasa si.
Nuestra felicidad no depende de si tenemos dinero o no, de si sacamos buenas notas, de si tenemos un cuerpo despampanante, de si encontramos a la media naranja. ¿En qué radica tu felicidad?
A mi me hace feliz agradecerle a Dios cada día por mi vida, hacer un acto bondadoso sin que el otro lo espere, hacer reír... a mi me hace feliz relacionar el acto mas simple de la vida con aquello que aspiro. A mi me hace feliz descubrir el amor de Dios en medio de la adversidad.
Abre el escaparate de tu corazón, y busca sin cesar, eso que le da sentido a tu vida. Ponte la meta de cada día hacer algo de esa lista y verás cómo el futuro se desvanece y el presente resplandece.
Somos divinos no adivinos.
En el ámbito personal he de decirles, que dejé de pensar en la fecha de mi libertad condicional. El sentir que no tiene fecha la sentencia, hizo que tomara decisiones sobre como abordaré mi estancia intramuros. Ya entiendo por qué en las películas los presos siempre dentro de las celdas andan haciendo sentadillas y planchas. Así ando yo, cual reo, tratando de mover el esqueleto y mantener mi mente activa. Tengo a mi gato enloquecido...ya no puede hacer sus consabidas siestas.
Estos días de confinamiento, me he puesto a pensar que tal vez todos nosotros somos malos predictores del futuro. Creemos tener claridad en la duración e intensidad de lo que está por venir. Creemos tener la varita mágica para saber cómo, el futuro, nos hará más o menos felices. Es más, creo que nuestras expectativas frente a sucesos negativos futuros son más exageradas que la realidad misma. Tal vez, mi experiencia reciente me lleve a pensar esto. Un diagnóstico de una enfermedad crónica, parecería ser la llave para una infelicidad perpetua, porque para muchos es una sentencia de muerte, para mi no lo ha sido, luego del tsunami inicial, ese diagnóstico ha venido con el pan debajo del brazo. ¿Entonces, hoy soy más infeliz que lo que pensé ser, ante un posible diagnóstico de tal calado? La respuesta es no. Creo que todos nos adaptamos a las nuevas realidades sin darnos cuenta, y sin darnos cuenta de la capacidad que tenemos para llevar a cabo esa adaptación. Tenemos una red de personas que nos soportan, con una llamada, con un abrazo, con una oración. La naturaleza y su invitación a renacer, el agua y su elogio al fluir y a limpiar, el sol y su caricia amorosa, el fuego y su fuerza a trasmutar. y nuestra mente y su capacidad de pensar e imaginar. ¡Qué perfección de diseño!
Cada día las historias que nos rodean son más y más tristes. No invirtamos nuestro tiempo anticipando qué será mañana. Si tendré trabajo o no, si tendré plata o no, si estaré gorda o no, si mi vida será aburridora porque no podré ir al bar, al gimnasio, al estadio o al concierto. Si no podré ir a la finca o a la misa. No podemos permitir darle rienda suelta al que pasa si.
Nuestra felicidad no depende de si tenemos dinero o no, de si sacamos buenas notas, de si tenemos un cuerpo despampanante, de si encontramos a la media naranja. ¿En qué radica tu felicidad?
A mi me hace feliz agradecerle a Dios cada día por mi vida, hacer un acto bondadoso sin que el otro lo espere, hacer reír... a mi me hace feliz relacionar el acto mas simple de la vida con aquello que aspiro. A mi me hace feliz descubrir el amor de Dios en medio de la adversidad.
Abre el escaparate de tu corazón, y busca sin cesar, eso que le da sentido a tu vida. Ponte la meta de cada día hacer algo de esa lista y verás cómo el futuro se desvanece y el presente resplandece.
Somos divinos no adivinos.
martes, 21 de abril de 2020
Día 33: Pedido a domicilio
¿Si tuvieran un domiciliario galáctico que les trajera algo del mundo fuera de sus hogares qué sería? ¡Tienen una sola cosa! Nota: olvídense del tamaño, todo está permitido. Les daré uno que otro ejemplo para ilustrar mejor la pregunta.
Yo traería un abrazo de un amigo, el olor de la hierba mojada, la risotada de un niño, traería a toda mi familia, el paisaje del portal del cielo, lo salado del mar, el sublime sonido de Bach en St. Martins of the Fields, yo traería la aurora, o un encuentro, o tal vez el asombro, y la gratitud por la magnificencia de todo ese conjunto.
¡Anímense! ¿El sol, las estrellas, la nieve,.....jirafas, leones, serpientes... palabras, escaparates, escafandras? ¿El dolor, la rabia, el perdón?
Alguien me dijo hace mucho que recordar significa volver a traer al corazón. Nuestro disco duro tiene una capacidad de almacenamiento ilimitada, en él están guardados muchos instantes remotos o recientes. Los podemos etiquetar como queramos, allí residen, y una parte de nosotros se tejió con ese presente ya pasado. Con frecuencia hablo de mi otra vida, porque vivimos una sucesión de vidas en nuestra existencia. Recordar hace vivir. Apuesto que cuando pensaron en qué pedirían a domicilio, sintieron eso que genera en ustedes lo que traerían. Yo fui al portal del cielo y a St Martins of the Fields. Me vi en ambos casos sentada, absorta. ¿Ustedes que sintieron?
Recordemos, para liberar las ataduras del pasado. Recordemos, para lanzarnos en parapente cuando le tengamos pánico a las alturas. Recordemos, para sentir qué te hubiera dicho ese ser querido que ya no está. Recordemos, para luchar por un camino con sentido. Recordemos, para comprender nuestra pequeñez y nuestra grandeza. Recordemos, para empalagarnos con cada segundo. Recordemos, ara qué estamos aprendiendo nuestras lecciones. Recordemos, para entregar cada parte de nosotros al otro, y su sufrimiento. ¿Hemos hecho algo para calmar el hambre de alguien en medio de esta cuarentena?
En este ejercicio de volver a pasar por el corazón una y otra vez, romperemos las limitaciones de tiempo y espacio, y deambularemos fortalecidos en la humildad. Recordar, nos da la llave para fundir el presente con nuestra imaginación.
Les voy a hacer una confesión....yo no traería nada de afuera....recordaría que todo eso está dentro de mi, recordaría que tengo una oportunidad única de quitarme los perendengues que me sobran y vestir la túnica de la aceptación, de la incasable búsqueda por acercarme a mi misma, por alejarme de mi misma, por entregarme a la voluntad de aquel que no siendo yo, soy yo. Recordaría, amarme, amarte, amarlo, amarla.
PS. ¡El domicilio es gratis!
Yo traería un abrazo de un amigo, el olor de la hierba mojada, la risotada de un niño, traería a toda mi familia, el paisaje del portal del cielo, lo salado del mar, el sublime sonido de Bach en St. Martins of the Fields, yo traería la aurora, o un encuentro, o tal vez el asombro, y la gratitud por la magnificencia de todo ese conjunto.
¡Anímense! ¿El sol, las estrellas, la nieve,.....jirafas, leones, serpientes... palabras, escaparates, escafandras? ¿El dolor, la rabia, el perdón?
Alguien me dijo hace mucho que recordar significa volver a traer al corazón. Nuestro disco duro tiene una capacidad de almacenamiento ilimitada, en él están guardados muchos instantes remotos o recientes. Los podemos etiquetar como queramos, allí residen, y una parte de nosotros se tejió con ese presente ya pasado. Con frecuencia hablo de mi otra vida, porque vivimos una sucesión de vidas en nuestra existencia. Recordar hace vivir. Apuesto que cuando pensaron en qué pedirían a domicilio, sintieron eso que genera en ustedes lo que traerían. Yo fui al portal del cielo y a St Martins of the Fields. Me vi en ambos casos sentada, absorta. ¿Ustedes que sintieron?
Recordemos, para liberar las ataduras del pasado. Recordemos, para lanzarnos en parapente cuando le tengamos pánico a las alturas. Recordemos, para sentir qué te hubiera dicho ese ser querido que ya no está. Recordemos, para luchar por un camino con sentido. Recordemos, para comprender nuestra pequeñez y nuestra grandeza. Recordemos, para empalagarnos con cada segundo. Recordemos, ara qué estamos aprendiendo nuestras lecciones. Recordemos, para entregar cada parte de nosotros al otro, y su sufrimiento. ¿Hemos hecho algo para calmar el hambre de alguien en medio de esta cuarentena?
En este ejercicio de volver a pasar por el corazón una y otra vez, romperemos las limitaciones de tiempo y espacio, y deambularemos fortalecidos en la humildad. Recordar, nos da la llave para fundir el presente con nuestra imaginación.
Les voy a hacer una confesión....yo no traería nada de afuera....recordaría que todo eso está dentro de mi, recordaría que tengo una oportunidad única de quitarme los perendengues que me sobran y vestir la túnica de la aceptación, de la incasable búsqueda por acercarme a mi misma, por alejarme de mi misma, por entregarme a la voluntad de aquel que no siendo yo, soy yo. Recordaría, amarme, amarte, amarlo, amarla.
PS. ¡El domicilio es gratis!
domingo, 19 de abril de 2020
Día 30: ¿Y quién podrá ayudarme?
El exceso de de poltrona hace que la cuarentena empiece a cobrarme su precio. Pilates y rumba, se alternan con largos ciclos de lectura o en el computador. De pronto de un momento a otro la rodilla empezó a dolerme. ¡Lola, la rodilla que decidí nombrar después del trauma hace unos años, no dolía! ¡Era la otra! ¡No puede ser! Frío y calor. ¿Y quién podrá ayudarme? Pues en medio de la cuarentena: el Chapulín Colorado. Nada que hacer.
Lo único que me puede mejorar, pensé, es estirar y ser consciente de mis posturas para ver dónde se originaba el dolor. Pues patidifusa quedé cuando en este ejercicio me di cuenta que mis posturas inadecuadas a la hora de sentarme me habían generado un dolor en la parte lumbar que se irradiaba a la rodilla. ¡Plop! ¿Y quién podrá ayudarme? Pues en medio de la cuarentena: el Chapulín Colorado. Nada que hacer.
Pues señores y señoras, después de intentar comunicarme con el Chapulín, a las líneas que tiene publicadas para la atención al público, me tocó conformarme que iba a ser imposible comunicarme con él, ya que, en estas épocas, las líneas telefónicas se mantienen colapsadas. ¿Y quién podrá ayudarme?
El movimiento es la clave, recordé. No los movimientos políticos ni sociales. No los movimientos de las aguas, ni los movimientos de la bóveda celeste. Es el movimiento de mis cuerpos. Te chiflaste, me dirán ustedes, por qué hablo de cuerpos....si, yo creo que tenemos muchos cuerpos y que tenemos que cuidarlos. Mi cuerpo mental se une con mi cuerpo físico, mi cuerpo físico incide en mi cuerpo mental, mi mente es un instrumento de mi espíritu, y mi espíritu es el incienso que perfuma mi cuerpo y mi mente.
Tiene que darse un momentum para que se geste un cambio de un estado a otro. En este día cavilé y llegué a la conclusión que debemos ser responsables, en cualquier circunstancia de darle alimento a cada cuerpo. Si el alimento de mi mente es un Sudoku o una clase de historia no la debo interrumpir. Si mi cuerpo me está gritando:¡ Muévete!, pues mas vale que lo hagas porque sino te hará pataleta, como me lo hizo a mi. Si tu espíritu se eleva con la música sacra, o en una meditación, o en una oración, o simplemente viendo el mar. Pues no dejemos de buscar un momento al día para asomarnos al balcón, o poner la música que tanto nos eleva. No creen ustedes que en vez de atiborrarnos de noticias e información innecesaria, busquemos cada día cuidar nuestra mente, nuestro cuerpo y sobretodo nuestro espíritu.
El movimiento es nuestro aliado. En nuestro confinamiento retemos el límite de las cuatro paredes, y movámonos mas que antes, porque nuestra alma siempre nos está invitando a caminar, nuestra mente a imaginar, y nuestro cuerpo a navegar. El poder está en darnos cuenta que podemos asumir de manera autónoma, amorosa y compasiva, todas nuestras acciones hacia aquello que aspiramos.
¡El movimiento empieza con la quietud!
Lo único que me puede mejorar, pensé, es estirar y ser consciente de mis posturas para ver dónde se originaba el dolor. Pues patidifusa quedé cuando en este ejercicio me di cuenta que mis posturas inadecuadas a la hora de sentarme me habían generado un dolor en la parte lumbar que se irradiaba a la rodilla. ¡Plop! ¿Y quién podrá ayudarme? Pues en medio de la cuarentena: el Chapulín Colorado. Nada que hacer.
Pues señores y señoras, después de intentar comunicarme con el Chapulín, a las líneas que tiene publicadas para la atención al público, me tocó conformarme que iba a ser imposible comunicarme con él, ya que, en estas épocas, las líneas telefónicas se mantienen colapsadas. ¿Y quién podrá ayudarme?
El movimiento es la clave, recordé. No los movimientos políticos ni sociales. No los movimientos de las aguas, ni los movimientos de la bóveda celeste. Es el movimiento de mis cuerpos. Te chiflaste, me dirán ustedes, por qué hablo de cuerpos....si, yo creo que tenemos muchos cuerpos y que tenemos que cuidarlos. Mi cuerpo mental se une con mi cuerpo físico, mi cuerpo físico incide en mi cuerpo mental, mi mente es un instrumento de mi espíritu, y mi espíritu es el incienso que perfuma mi cuerpo y mi mente.
Tiene que darse un momentum para que se geste un cambio de un estado a otro. En este día cavilé y llegué a la conclusión que debemos ser responsables, en cualquier circunstancia de darle alimento a cada cuerpo. Si el alimento de mi mente es un Sudoku o una clase de historia no la debo interrumpir. Si mi cuerpo me está gritando:¡ Muévete!, pues mas vale que lo hagas porque sino te hará pataleta, como me lo hizo a mi. Si tu espíritu se eleva con la música sacra, o en una meditación, o en una oración, o simplemente viendo el mar. Pues no dejemos de buscar un momento al día para asomarnos al balcón, o poner la música que tanto nos eleva. No creen ustedes que en vez de atiborrarnos de noticias e información innecesaria, busquemos cada día cuidar nuestra mente, nuestro cuerpo y sobretodo nuestro espíritu.
El movimiento es nuestro aliado. En nuestro confinamiento retemos el límite de las cuatro paredes, y movámonos mas que antes, porque nuestra alma siempre nos está invitando a caminar, nuestra mente a imaginar, y nuestro cuerpo a navegar. El poder está en darnos cuenta que podemos asumir de manera autónoma, amorosa y compasiva, todas nuestras acciones hacia aquello que aspiramos.
¡El movimiento empieza con la quietud!
jueves, 16 de abril de 2020
Día 27: Espejismo
Como sociedades respondemos a unos estándares de comportamiento y a unas exigencias auto-impuestas derivadas de las condiciones históricas, del sistema económico y político en el que vivamos, de la religión en que nazcamos, o simplemente del canon de creencias sobre los que construyamos nuestro día a día.
Las noticias recientes nos muestran cómo los resultados de las medidas adoptadas por los diferentes países empiezan a caracterizarlos. Estados Unidos está hecho un despelote, mientras una Alemania ya abre de nuevo su economía a una "nueva normalidad", una Italia y España siguen debatiéndose en quién debe vivir, jugando a ser San Pedro, mientras Corea del Sur o Japón vuelan por instrumentos. Esta no es la historia de vencedores ni de vencidos. ¿Qué diferencia a estos países? Será la obediencia de su población, o la oportunidad de las medidas de salud pública, será la composición de edad de la población, será que el virus le gustó mas los monos oji azules o los genes italianos. En realidad, no es el momento de hacer bochornosos espectáculos de rabieta infantil como lo hizo Trump, retirando el fondeo la Organización Mundial de la Salud. Es el momento para dejar los nacionalismos y orgullos, el virus no es Hitler, no tiene preferencia.
Al mismo tiempo que la negligencia del sistema por ser equitativo se hace evidente, me tomé un rato para ver una serie que se llama "Unorthodox" en Netflix. Son cuatro capítulos que muestran la vida de una mujer judía hasídica que busca encontrar su identidad, y liberarse al mismo tiempo del yugo de ser madre de muchos, y súbdita de su marido y costumbres. Escapa de su vida en Nueva York y deja todo atrás para ir a Berlin, el lugar que lleva el peso histórico de su desvarío. Allí busca sin cesar una oportunidad para expresarse. Hay una escena que para mi es conmovedora y es en la cual, ella canta para una audición en un conservatorio, canta en yidish, canta a pesar que para las mujeres hasidistas cantar está prohibido, canta y se despoja de sus negras vestimentas y velos, canta y aferrándose a su origen , canta con una fuerza incontenible, canta para ser música, canta por ser y dejar de ser.
En lo personal me impactó porque creo que todos en estos momentos debemos tener la osadía que tuvo esta chica, que rompió con su pasado, para buscar una forma alternativa de vivir, ya no siendo lo que era, pero edificando sobre lo vivido para narrar una nuevo capítulo de la historieta. Volviendo a las locuciones latinas"homo homini lupus", el hombre es lobo para el hombre. ¿Cómo dejamos de ser esos lobos con nosotros mismos, y por el contrario nos convertimos en el hortelano de ese jardín desconocido para el otro?
Sacudámonos de tanta carga innecesaria que llevamos a cuestas, y caminemos en la playa viendo al insondable mar. Escuchemos su cadencia, exaltemos su viaje, mi viaje, su belleza, mi belleza.
Las noticias recientes nos muestran cómo los resultados de las medidas adoptadas por los diferentes países empiezan a caracterizarlos. Estados Unidos está hecho un despelote, mientras una Alemania ya abre de nuevo su economía a una "nueva normalidad", una Italia y España siguen debatiéndose en quién debe vivir, jugando a ser San Pedro, mientras Corea del Sur o Japón vuelan por instrumentos. Esta no es la historia de vencedores ni de vencidos. ¿Qué diferencia a estos países? Será la obediencia de su población, o la oportunidad de las medidas de salud pública, será la composición de edad de la población, será que el virus le gustó mas los monos oji azules o los genes italianos. En realidad, no es el momento de hacer bochornosos espectáculos de rabieta infantil como lo hizo Trump, retirando el fondeo la Organización Mundial de la Salud. Es el momento para dejar los nacionalismos y orgullos, el virus no es Hitler, no tiene preferencia.
Al mismo tiempo que la negligencia del sistema por ser equitativo se hace evidente, me tomé un rato para ver una serie que se llama "Unorthodox" en Netflix. Son cuatro capítulos que muestran la vida de una mujer judía hasídica que busca encontrar su identidad, y liberarse al mismo tiempo del yugo de ser madre de muchos, y súbdita de su marido y costumbres. Escapa de su vida en Nueva York y deja todo atrás para ir a Berlin, el lugar que lleva el peso histórico de su desvarío. Allí busca sin cesar una oportunidad para expresarse. Hay una escena que para mi es conmovedora y es en la cual, ella canta para una audición en un conservatorio, canta en yidish, canta a pesar que para las mujeres hasidistas cantar está prohibido, canta y se despoja de sus negras vestimentas y velos, canta y aferrándose a su origen , canta con una fuerza incontenible, canta para ser música, canta por ser y dejar de ser.
En lo personal me impactó porque creo que todos en estos momentos debemos tener la osadía que tuvo esta chica, que rompió con su pasado, para buscar una forma alternativa de vivir, ya no siendo lo que era, pero edificando sobre lo vivido para narrar una nuevo capítulo de la historieta. Volviendo a las locuciones latinas"homo homini lupus", el hombre es lobo para el hombre. ¿Cómo dejamos de ser esos lobos con nosotros mismos, y por el contrario nos convertimos en el hortelano de ese jardín desconocido para el otro?
Sacudámonos de tanta carga innecesaria que llevamos a cuestas, y caminemos en la playa viendo al insondable mar. Escuchemos su cadencia, exaltemos su viaje, mi viaje, su belleza, mi belleza.
"Reinvindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada
la belleza."
Luis Eduardo Aute
domingo, 12 de abril de 2020
Día 23: Amalgama
La lluvia tiene el maravilloso efecto de dejar el ambiente en una quietud sobrecogedora. Luego de truenos y relámpagos, o de una llovizna refrescante, su mano colorea la naturaleza con vívidas tonalidades, en contraposición, con los grises que matizaban el preludio del espectáculo. Durante la expresión de las nubes, los animales se resguardan del chaparrón. Esperan que cese cuanto antes el concierto hecho agua. Las plantas sedientas, por su parte, cantan himnos de agradecimiento que se unen al concierto de las nubes. Sus cantos alegran y anegan los surcos. Su felicidad, el sustento de su vida, es provisto sin ser esperado. Y la felicidad de esa plantita que crece en el huerto, se convierte en felicidad para el gusano que busca el aposento para su gran nacimiento con alas. También la vida de esa plantita, es la vida de la abeja que atraída por su olor, lleva vida hecha polen a su colmena. Y aunque no lo crean, la vida de esa plantita, de esa mariposa, de esa colmena es vida para nuestra vida. Porque así como la lluvia le regaló la vida, así ellos palpitan, y se entregan para nuestro bienestar.
Podríamos pensar, que somos una amalgama, así como todos los seres de este universo. Somos un poquito lluvia, un poquito planta, un poquito mariposa, un poquito miel, un poquito abeja. Cada uno de ellos aporta para nuestra vida, y nosotros, ¿Cómo aportamos a sus existencias? Somos un nodo dentro de una red de millones de nodos. Somos insignificantes, pero a la vez protagonistas de esta obra de teatro, donde cada personaje induce un diálogo con otro, que a su vez ignora, cómo esas palabras lo transforman. Somos causa y efecto.
En la perfecta y armoniosa conformación del universo somos tan pequeños desde la perspectiva de una estrella, y somos unos gigantes para la laboriosa hormiga. La geometría de nuestras interacciones se desenfocan con las percepciones de nuestras orgullosas mentes.
¿Por quién me estoy entregando como lo hace la lluvia por la planta, o la planta por el gusano?¿Hacia dónde estoy dirigiendo mis energías, a construir o a destruir? ¿Será que la ilusión nubla mi visión sobre mi relación con las demás personas, o demás seres existiendo este planeta?¿Será que me creo un Dios cuando no entiendo la sucesión de hechos ni de relaciones en mi vida?
En medio de la consternación que estamos viviendo, por ver seres sufriendo por la enfermedad, por el hambre, por la soledad, por el cansancio o por la angustia. Me pregunto, ¿cómo me ofrendo, para que otro ser que nos acompaña en este paso fugaz por la tierra, tenga como acallar esas necesidades imperiosas de la naturaleza humana, cómo puedo dirigir mis actos, para que el efecto de los mismos serenen el callejón sin salida en que se encuentra el otro? ¡Seamos lluvia para esas plantas que hoy en medio de la sequía no sienten ninguna esperanza! Compartamos la felicidad de un sustento sin ser esperado, de una vida que vive para dar vida.
viernes, 10 de abril de 2020
Día 20: Botafumeiro
¡Camino de Santiago cómo coloreas cada instante de mi vida! Es hermoso darse cuenta que lo que más nos cuesta, lo atesoramos en un lugar privilegiado de nuestros corazones. Las peregrinaciones más empinadas se vuelven indelebles. Los dolores, los retos que vivimos, las imágenes de nosotros mismos que destruimos, los seres que rompieron su silencio para aleccionarnos, la determinación con la que lo afrontamos cada paso, las lágrimas, las decisiones, la admiración por ese alguien que nos insta a no tirar la toalla, el percibir el olor del logro hecho incienso o tal vez hecho ser.
En definitiva, esas peregrinaciones que cada uno hace en su búsqueda personal, en busca de sus sueños,o quizá esas peregrinaciones que la vida no nos da opción sino de asumirlas, nos acompañan en cada camino que decidamos emprender. Habrá algunos que subirán las Dolomitas en bicicleta, otros harán un Iron Man, otros tocarán el Cello. En realidad lo que hagamos en si no importa. Es lo que hagamos de si en medio de la experiencia. Cómo esas metas que al principio suenan impensables empiezan a materializarse desde cuándo pensamos que se pueden lograr. Ese es el verdadero punto de partida de cualquier camino.
Las ampollas, los callos, las caídas, las frustraciones nos invitan a vencer obstáculos, algunos físicos otros mentales. Las grandes hazañas se construyen de innumerables pasos, y el paso más constante es el de transgredir los límites. El ego y su ilusión nos invita más temprano que tarde a pensar que hemos llegado a nuestro máximo nivel de incapacidad. La ilusión que no puedo hacer una extensión con mi mano izquierda al tocar Cello sólo está en mi cabeza, y si la subrayo y le pongo negritas, ésta se afianza y me hace creer que no lo lograré, que más bien me dedique a escuchar Spotify. Si por el contrario respiro y confío y sobretodo me empujo a pensar diferente, con seguridad algún día sentiré lo que es tocar Jesus Joy of Man de Bach, y mis lágrimas se escurran de felicidad.
La perseverancia y la disciplina, arremeten contra la inercia. Hacen que nos paremos a entrenar o a practicar, aún cuando no se tienen ganas. El poder del pensamiento, se traduce en pasos. Para mi la imagen de mi llegada a Santiago y de pensar qué se sentiría lograr completar esa insensatez, mantenía mi motor encendido. Sin embargo, para mi cada etapa y su celebración era una llegada a Santiago. Me acercaba y me motivaba.
Estamos a pesar de estar encerrados en nuestras casas, libres de dar pasos en los caminos que decidamos completar. Nunca es tarde para dar el primer paso, ya que el camino es el proceso y lo que implica cada paso más allá de la meta. Tal vez decidamos hacer una osadía y en medio del proceso el camino se bifurca, sin flechas ni señales. Confiar es nuestro mandato. No importa si tomamos la partida a la derecha o a la izquierda. Llegaremos a cumplir nuestros sueños si así está escrito. Aprenderemos.
Yo soñé con el Botafumeiro de la catedral de Santiago de Compostela y lloré al verlo. Hoy sueño hoy con algún día tocar el Cello y ya me están naciendo callos. ¿Qué te sueñas? Imagínate que sentirías hacerlo realidad. ¿Ya lo pensaste? ¡Ya diste el primer paso! Manos a la obra no hay tiempo que perder. !Siente el aroma del Botafumeiro, y algún día llorarás de felicidad, y yo contigo!
En definitiva, esas peregrinaciones que cada uno hace en su búsqueda personal, en busca de sus sueños,o quizá esas peregrinaciones que la vida no nos da opción sino de asumirlas, nos acompañan en cada camino que decidamos emprender. Habrá algunos que subirán las Dolomitas en bicicleta, otros harán un Iron Man, otros tocarán el Cello. En realidad lo que hagamos en si no importa. Es lo que hagamos de si en medio de la experiencia. Cómo esas metas que al principio suenan impensables empiezan a materializarse desde cuándo pensamos que se pueden lograr. Ese es el verdadero punto de partida de cualquier camino.
Las ampollas, los callos, las caídas, las frustraciones nos invitan a vencer obstáculos, algunos físicos otros mentales. Las grandes hazañas se construyen de innumerables pasos, y el paso más constante es el de transgredir los límites. El ego y su ilusión nos invita más temprano que tarde a pensar que hemos llegado a nuestro máximo nivel de incapacidad. La ilusión que no puedo hacer una extensión con mi mano izquierda al tocar Cello sólo está en mi cabeza, y si la subrayo y le pongo negritas, ésta se afianza y me hace creer que no lo lograré, que más bien me dedique a escuchar Spotify. Si por el contrario respiro y confío y sobretodo me empujo a pensar diferente, con seguridad algún día sentiré lo que es tocar Jesus Joy of Man de Bach, y mis lágrimas se escurran de felicidad.
La perseverancia y la disciplina, arremeten contra la inercia. Hacen que nos paremos a entrenar o a practicar, aún cuando no se tienen ganas. El poder del pensamiento, se traduce en pasos. Para mi la imagen de mi llegada a Santiago y de pensar qué se sentiría lograr completar esa insensatez, mantenía mi motor encendido. Sin embargo, para mi cada etapa y su celebración era una llegada a Santiago. Me acercaba y me motivaba.
Estamos a pesar de estar encerrados en nuestras casas, libres de dar pasos en los caminos que decidamos completar. Nunca es tarde para dar el primer paso, ya que el camino es el proceso y lo que implica cada paso más allá de la meta. Tal vez decidamos hacer una osadía y en medio del proceso el camino se bifurca, sin flechas ni señales. Confiar es nuestro mandato. No importa si tomamos la partida a la derecha o a la izquierda. Llegaremos a cumplir nuestros sueños si así está escrito. Aprenderemos.
Yo soñé con el Botafumeiro de la catedral de Santiago de Compostela y lloré al verlo. Hoy sueño hoy con algún día tocar el Cello y ya me están naciendo callos. ¿Qué te sueñas? Imagínate que sentirías hacerlo realidad. ¿Ya lo pensaste? ¡Ya diste el primer paso! Manos a la obra no hay tiempo que perder. !Siente el aroma del Botafumeiro, y algún día llorarás de felicidad, y yo contigo!
martes, 7 de abril de 2020
Día 17: Catapultar
Esta cuarentena ha decantado lo que para muchos era obvio, pero que el sistema desenfrenado y su degradación, ha perpetuado. Yo pienso que Colombia, con todos los problemas logísticos e innumerables complejidades, le ha puesto el pecho a los efectos del Covid, creo que hemos sido ortodoxos, en medio de estas circunstancias . En estos momentos en que la humanidad se enfrenta a la muerte diaria de miles de personas, nos preguntamos quiénes son los verdaderos líderes. Los que desinforman con la soberbia de ostentar la información, los que piden perdón por las medidas tomadas, los que deciden tener alocuciones diarias, o son aquellos que reconocen el camino por venir y recurren a la fe y a la unión para seguir adelante.
Para mi líder es aquel ser humano que sortea sus debilidades y flaquezas y que diariamente con sus actos amorosos, nos inspira a aspirar. No será aquel que se vanaglorie con títulos universitarios, ni será un magnate con un emporio. Están a la vuelta de la esquina... puede ser un indigente que aún transido del hambre le entrega un bocado a otro, puede ser una prostituta, puede ser aquel que te ha ofendido. Ser líder no significa ser infalible, todo lo contrario, ser consciente de lo falible que se es, y aprender de los raspones de las caídas. Un líder no necesitar sentarse con su báculo y su corte. Son seres con nombre, pero en búsqueda del anonimato. Renuncian a ser visibles, pero encarnan en esa invisibilidad la bondad al servir. Puede ser una llamada de un líder que te haga soñar, que te haga levantarte temprano, y trabajar por algo, que resultaba a nuestros ojos imposible.
¿Qué tal sin nos volvemos. catapultas? ¿Qué podremos lanzar al universo? ¿Una palabra, un verso, una ilustración, un sabor, un sonido al alba, una ola de silencios al atardecer? Será que al derribar las murallas del enemigo de otro ser humano, le ayudamos a liberar ese castillo de innumerables moradas, cómo nos los describe Santa Teresa de Jesús. ¿Será que el resplandor de esa morada central nos invita a nosotros mismos a lanzarnos al algibe de nuestro interior, y buscar el sosiego en medio del dulzor de sus aguas?
Ahora en que el mundo está plagado de medios de comunicación, utilicémoslos para salirnos de la barahúnda a nuestro alrededor, para dirigir nuestra catapulta hacia el corazón de quien más lo necesite. Seamos líderes silenciosos, y recordemos que "por nuestras obras nos conocerán" ( Mateo 7).
Para mi líder es aquel ser humano que sortea sus debilidades y flaquezas y que diariamente con sus actos amorosos, nos inspira a aspirar. No será aquel que se vanaglorie con títulos universitarios, ni será un magnate con un emporio. Están a la vuelta de la esquina... puede ser un indigente que aún transido del hambre le entrega un bocado a otro, puede ser una prostituta, puede ser aquel que te ha ofendido. Ser líder no significa ser infalible, todo lo contrario, ser consciente de lo falible que se es, y aprender de los raspones de las caídas. Un líder no necesitar sentarse con su báculo y su corte. Son seres con nombre, pero en búsqueda del anonimato. Renuncian a ser visibles, pero encarnan en esa invisibilidad la bondad al servir. Puede ser una llamada de un líder que te haga soñar, que te haga levantarte temprano, y trabajar por algo, que resultaba a nuestros ojos imposible.
¿Qué tal sin nos volvemos. catapultas? ¿Qué podremos lanzar al universo? ¿Una palabra, un verso, una ilustración, un sabor, un sonido al alba, una ola de silencios al atardecer? Será que al derribar las murallas del enemigo de otro ser humano, le ayudamos a liberar ese castillo de innumerables moradas, cómo nos los describe Santa Teresa de Jesús. ¿Será que el resplandor de esa morada central nos invita a nosotros mismos a lanzarnos al algibe de nuestro interior, y buscar el sosiego en medio del dulzor de sus aguas?
Ahora en que el mundo está plagado de medios de comunicación, utilicémoslos para salirnos de la barahúnda a nuestro alrededor, para dirigir nuestra catapulta hacia el corazón de quien más lo necesite. Seamos líderes silenciosos, y recordemos que "por nuestras obras nos conocerán" ( Mateo 7).
sábado, 4 de abril de 2020
Día 14: La Palabra
"Yo Soy la Gran Palabra" declara el faraón en los Textos de las Pirámides. El faraón, en el Antiguo Egipto, Dios en la tierra, estaba convencido que podía dar vida a todo aquello hacia donde su intención y pensamiento se dirigiese. La palabra era mágica, era creadora.
El Popol Vuh , libro sagrado de los Mayas, nos relata bellamente que al principio sólo habían dioses en un estado latente sobre un mar inmóvil, y hubo palabras y decidieron crear al mundo, para que el ser humano pudiera existir. En este proceso, fallaron dos veces, y a la tercera vez decidieron crearnos de masa de maíz mezclada con la sangre de los dioses. De esta manera los hombres eran uno con los dioses. La sangre de los hombres es el alma, y a la vez, el alma de los dioses. Es obvio volver a las palabras del Génesis.: "en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios".
Todo esto parece retórica desvinculada de nosotros seres mortales, viviendo confinados en medio de una pandemia que amenaza a todo el mundo en pleno siglo XXI. Somos seres humanos de carne y hueso, y padecemos por nuestra naturaleza terrenal. También somos seres que en nuestros cuerpos alberga el espíritu de Dios. Nuestros pensamientos paren las palabras, y las palabras realidades. La palabra aún hoy tiene poder creador. Su magia aún persiste.
¿Qué estoy pensando en medio de este encierro? ¿Acaso estaré diciendo que estoy aburrido cuando en realidad lo estoy disfrutando, o acaso estaré quejándome de innumerables restricciones cuando tengo tanto tanto por agradecer? ¿Serán mis palabras creadoras o destructoras? Escribamos guiones de nuestras realidades partiendo de la gratitud, y de la consciencia de la potencial eternidad de nuestro espíritu, en contraposición con la fugacidad inexpugnable de nuestro cuerpo material. No olvidemos que el Verbo era Dios, y que la sangre de los dioses se mezcló con la masa de maíz, para que vivamos como hombres en busca de ser dioses. Luchen por escribir un poema cuyo tema central sea el amar, amar al que no hace daño, amar nuestra vida y amar nuestras más retadoras circunstancias. Todas ellas nos permiten crear oportunidades si cantamos como lo hacía el coro místico al final de la octava sinfonía de Mahler :
"Todas las cosas son transitorias
son sólo parábolas
aquí la carencia
se tornará derroche
aquí lo indescriptible
será verá realizado;
el eterno femenino
nos llevará hacia el cielo."
jueves, 2 de abril de 2020
Día 12: Crisol
!Todo lo que ha pasado en 4 días! Nuestro amigo Trump y Bolsonaro, se asustaron al ver la dimensión de su soberbia y ahora corren despavoridos. Cada uno busca esconderse en su consciencia, de cuántas vidas se hubieran podido preservar, con un poquito de humildad. Los casos en España contrario a lo que se pensaba siguen subiendo, en Italia se da un respiro. Rusia rompió su silencio. Continúan las muestras de heroísmo, esta vez una mujer de 90 años entregó su respirador para que una persona más joven viviera. ¡Estas muestras de amor me dejan patidifusa! A los muertos no hay donde enterrarlos, y a los vivos no hay cómo cuidarlos. Una conocida que vive en España contó que había perdido a 7 amigos en las últimas semanas. ¡Se imaginan perder a sus 7 mejores amigos de un solo tacazo, devastador! El juego de ajedrez de la geopolítica mundial está en su cenit. En nuestro país ya estamos en fase de mitigación, y seguimos viendo imágenes desgarradoras de personas que viven en paga diarios desalojados de sus abarrotados aposentos... López contrapunteando con el gobierno diciendo que se encargue el gobierno de los venezolanos y que ella se encarga de los colombianos. ¿Acaso los hace menos humanos el pasaporte venezolano?
Mientras fuera de las paredes de nuestras casas, hay que gente que está dando la batalla. El confinamiento de la cuarentena nos lleva a que nosotros al interior de nuestros hogares, y al interior de nosotros mismos, estemos dando otra batalla. Algunos vivimos este distanciamiento social obligatorio, como lo dice el gobierno, solos en nuestras casas, y si somos considerados vulnerables, no podemos ni atisbar la cornisa. Otros tenemos el reto de compartir con esposos o esposas, abuelos, tíos, o personas "especiales", madres solteras, huérfanos, enfermos, etc. La realidad de cada uno de nosotros es diferente, el reto para unos, es la convivencia y la tolerancia, para otros el reto es el de comprender que la soledad no es estar solo. Para muchos las presiones económicas le ponen un ingrediente picoso a este cocktail, y hace que aumente la ansiedad, y el mensaje recurrente de que hay que volver a empezar. La paciencia se vuelve en el pan de cada día.
Todos estamos creando nuevas rutinas. Todos estamos asumiendo nuevas responsabilidades. Los días empiezan a poner presión sobre nuestro cuerpo y sobretodo nuestra mente. Y es el momento que recordemos a personas que estuvieron por años privadas de la libertad y nunca perdieron el sentido. Mandela habiendo estado 27 años en prisión, sin contacto alguno con sus familiares, con su humanidad, como él decía, logró transformar "la cárcel en un crisol en donde quemó la escoria". Su sufrimiento identificó a un pueblo, y su perdón, ejemplificó que la batalla puede cesar, aún sin armas. Mandela combatió la segregación, unió lo irreconciliable. Utilicemos estos momentos, para quemar la escoria, que el rencor, la venganza, el juicio y la violencia salga a escobazos de nuestros hogares. Que nuestros corazones conviertan el miedo en fortaleza. Reguemos nuestras plantas en casa e invoquemos que la vida se geste, y su inexplicable hermosura todo lo llene. Que nuestra mente se vaya de vacaciones y no sabotee nuestro mandato. No estamos nunca solos. El tiempo es un gran regalo que nos da la vida. No lo desaprovechemos. Y no olvidemos jamás como dice Machado:"Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora". ¡Aja y entonces!
Mientras fuera de las paredes de nuestras casas, hay que gente que está dando la batalla. El confinamiento de la cuarentena nos lleva a que nosotros al interior de nuestros hogares, y al interior de nosotros mismos, estemos dando otra batalla. Algunos vivimos este distanciamiento social obligatorio, como lo dice el gobierno, solos en nuestras casas, y si somos considerados vulnerables, no podemos ni atisbar la cornisa. Otros tenemos el reto de compartir con esposos o esposas, abuelos, tíos, o personas "especiales", madres solteras, huérfanos, enfermos, etc. La realidad de cada uno de nosotros es diferente, el reto para unos, es la convivencia y la tolerancia, para otros el reto es el de comprender que la soledad no es estar solo. Para muchos las presiones económicas le ponen un ingrediente picoso a este cocktail, y hace que aumente la ansiedad, y el mensaje recurrente de que hay que volver a empezar. La paciencia se vuelve en el pan de cada día.
Todos estamos creando nuevas rutinas. Todos estamos asumiendo nuevas responsabilidades. Los días empiezan a poner presión sobre nuestro cuerpo y sobretodo nuestra mente. Y es el momento que recordemos a personas que estuvieron por años privadas de la libertad y nunca perdieron el sentido. Mandela habiendo estado 27 años en prisión, sin contacto alguno con sus familiares, con su humanidad, como él decía, logró transformar "la cárcel en un crisol en donde quemó la escoria". Su sufrimiento identificó a un pueblo, y su perdón, ejemplificó que la batalla puede cesar, aún sin armas. Mandela combatió la segregación, unió lo irreconciliable. Utilicemos estos momentos, para quemar la escoria, que el rencor, la venganza, el juicio y la violencia salga a escobazos de nuestros hogares. Que nuestros corazones conviertan el miedo en fortaleza. Reguemos nuestras plantas en casa e invoquemos que la vida se geste, y su inexplicable hermosura todo lo llene. Que nuestra mente se vaya de vacaciones y no sabotee nuestro mandato. No estamos nunca solos. El tiempo es un gran regalo que nos da la vida. No lo desaprovechemos. Y no olvidemos jamás como dice Machado:"Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora". ¡Aja y entonces!
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