¿Si tuvieran un domiciliario galáctico que les trajera algo del mundo fuera de sus hogares qué sería? ¡Tienen una sola cosa! Nota: olvídense del tamaño, todo está permitido. Les daré uno que otro ejemplo para ilustrar mejor la pregunta.
Yo traería un abrazo de un amigo, el olor de la hierba mojada, la risotada de un niño, traería a toda mi familia, el paisaje del portal del cielo, lo salado del mar, el sublime sonido de Bach en St. Martins of the Fields, yo traería la aurora, o un encuentro, o tal vez el asombro, y la gratitud por la magnificencia de todo ese conjunto.
¡Anímense! ¿El sol, las estrellas, la nieve,.....jirafas, leones, serpientes... palabras, escaparates, escafandras? ¿El dolor, la rabia, el perdón?
Alguien me dijo hace mucho que recordar significa volver a traer al corazón. Nuestro disco duro tiene una capacidad de almacenamiento ilimitada, en él están guardados muchos instantes remotos o recientes. Los podemos etiquetar como queramos, allí residen, y una parte de nosotros se tejió con ese presente ya pasado. Con frecuencia hablo de mi otra vida, porque vivimos una sucesión de vidas en nuestra existencia. Recordar hace vivir. Apuesto que cuando pensaron en qué pedirían a domicilio, sintieron eso que genera en ustedes lo que traerían. Yo fui al portal del cielo y a St Martins of the Fields. Me vi en ambos casos sentada, absorta. ¿Ustedes que sintieron?
Recordemos, para liberar las ataduras del pasado. Recordemos, para lanzarnos en parapente cuando le tengamos pánico a las alturas. Recordemos, para sentir qué te hubiera dicho ese ser querido que ya no está. Recordemos, para luchar por un camino con sentido. Recordemos, para comprender nuestra pequeñez y nuestra grandeza. Recordemos, para empalagarnos con cada segundo. Recordemos, ara qué estamos aprendiendo nuestras lecciones. Recordemos, para entregar cada parte de nosotros al otro, y su sufrimiento. ¿Hemos hecho algo para calmar el hambre de alguien en medio de esta cuarentena?
En este ejercicio de volver a pasar por el corazón una y otra vez, romperemos las limitaciones de tiempo y espacio, y deambularemos fortalecidos en la humildad. Recordar, nos da la llave para fundir el presente con nuestra imaginación.
Les voy a hacer una confesión....yo no traería nada de afuera....recordaría que todo eso está dentro de mi, recordaría que tengo una oportunidad única de quitarme los perendengues que me sobran y vestir la túnica de la aceptación, de la incasable búsqueda por acercarme a mi misma, por alejarme de mi misma, por entregarme a la voluntad de aquel que no siendo yo, soy yo. Recordaría, amarme, amarte, amarlo, amarla.
PS. ¡El domicilio es gratis!
sentí el color de la nostalgia y la humedad de los ojos
ResponderEliminarGracias Carito por recordarnos lo que nunca deberíamos olvidar. TQM
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