jueves, 16 de abril de 2020

Día 27: Espejismo

Como sociedades respondemos a unos estándares de comportamiento y a unas exigencias auto-impuestas derivadas de las condiciones históricas, del sistema económico y político en el que vivamos, de la religión en que nazcamos, o simplemente del canon de creencias sobre los que construyamos nuestro día a día.

Las noticias recientes nos muestran cómo los resultados de las medidas adoptadas por los diferentes países empiezan a caracterizarlos. Estados Unidos está hecho un despelote, mientras una Alemania ya abre de nuevo su economía a una "nueva normalidad", una Italia y España siguen debatiéndose en quién debe vivir, jugando a ser San Pedro, mientras Corea del Sur o Japón vuelan por instrumentos. Esta no es la historia de vencedores ni de vencidos.  ¿Qué diferencia a estos países? Será la obediencia de su población, o la oportunidad de las medidas de salud pública, será la composición de edad de la población, será que el virus le gustó mas los monos oji azules  o los genes italianos. En realidad, no es el momento de hacer bochornosos espectáculos de rabieta infantil como lo hizo Trump, retirando el fondeo la Organización Mundial de la Salud. Es el momento para dejar los nacionalismos y orgullos, el virus no es Hitler, no tiene preferencia.

Al mismo tiempo que la negligencia del sistema por ser equitativo se hace evidente, me tomé un rato para ver una serie que se llama "Unorthodox" en Netflix. Son cuatro capítulos que muestran la vida de una mujer judía hasídica que busca encontrar su identidad, y liberarse al mismo tiempo del yugo de ser madre de muchos, y súbdita de su marido y costumbres. Escapa de su vida en Nueva York y deja todo atrás para ir a Berlin, el lugar que lleva el peso histórico de su desvarío. Allí busca sin cesar una oportunidad para expresarse. Hay una escena que para mi es conmovedora y es en la cual, ella canta para una audición en un conservatorio, canta en yidish, canta a pesar que para las mujeres hasidistas cantar está prohibido, canta y se despoja de sus negras vestimentas y velos, canta y aferrándose a su origen , canta con una fuerza incontenible, canta para ser música, canta por ser y dejar de ser.

En lo personal me impactó porque creo que todos en estos momentos debemos tener la osadía que tuvo esta chica, que rompió con su pasado, para buscar una forma alternativa de vivir, ya no siendo lo que era, pero edificando sobre lo vivido para narrar una nuevo capítulo de la historieta.  Volviendo a las locuciones latinas"homo homini lupus", el hombre es lobo para el hombre. ¿Cómo dejamos de ser esos lobos con nosotros mismos, y por el contrario nos convertimos en el hortelano de ese jardín desconocido para el otro?

Sacudámonos de tanta carga innecesaria que llevamos a cuestas, y caminemos en la playa viendo al insondable mar. Escuchemos su cadencia, exaltemos su viaje, mi viaje, su belleza, mi belleza.

"Reinvindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada 
la belleza."
                                  Luis Eduardo Aute



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