sábado, 30 de mayo de 2020

Día 70: Inmigrantes

Imagínense ustedes que en el calendario de festividades existe uno, para la Esclerosis Múltiple. Me vine enterar esta semana. Todo un despliegue de conferencias para informar sobre los avances en diagnóstico, tratamiento, prevención, y calidad de vida para los escleróticos. La verdad tuve un bombardeo de vídeos, artículos, y casi que felicitaciones del centro farmacológico donde me ponen  la droga. El mundo científico trabaja para conocerla, y dicen que es la mayor causa de discapacidad de personas jóvenes en el mundo. Más que los accidentes de tránsito o cerebro vasculares.

He meditado esta semana sobre la discapacidad. Y la vida,  que está repleta de regalos, me ha dado ejemplos donde la discapacidad se relega a la grandiosidad de la virtud. Casualmente, dos músicos ciegos. El uno pianista japonés Nobuyuki Tsuji  el otro, un guitarrista argentino, Nahuel Pennisi.  Tsuji, pianista prodigioso y compositor y ha tocado con las principales orquestas del mundo. Para él tocar las obras más complicadas técnicamente son fáciles, porque el piano es una extensión de su cuerpo. Aprende todas las obras de oído. El no sabe cómo es el blanco ni el negro de las teclas, pero las conoce. No habrá visto el Carnegie Hall, ni a su conductor, pero reconocerá su respiración, o el calor de su presencia, o la energía de los aplausos. Por otro lado,  Pennisi, autodidacta, de músico callejero pasó a a ser apetecido por los artistas pop latinoamericanos.Nominado al Latin Grammy.  Pennisi adaptó la forma como toma la guitarra para poder hacer los acordes. En la presentación que le hacen en la ceremonia de los Latin Grammy, dicen lo siguiente: " Guitarrista y cantante, no vidente, dotado de un oído musical absoluto, trazando el futuro del folclor con una sensibilidad única". ¿Entonces ser invidente es no ser vidente?   ¿Qué tienen en común este par de jóvenes? ¿La discapacidad o el virtuosismo? 

A mi en lo personal me eclipsa, la capacidad de expresar, de expresarse, de acercarnos a la dulzura de lo sublime, que tienen estos "discapacitados". Si vemos sus aspecto físicos, los podemos juzgar como raros.  Pero se imaginan que tan cerca debe estar un ciego de verse a si mismo. ¿Cómo será de libre su imaginación para describir un amanecer?  ¿Se imaginan como concebiría un ciego el cielo, la aurora boreal o una lluvia de estrellas? La limitación física de algún aspecto, es un reto para transformar esa restricción en un río de ser, que desemboca al mar calmo y prístino de la divinidad. El arte es volver un movimiento, mensaje, acción,  en silencio. El camino es la adaptación, La autenticidad hecha canción, corcheas y semicorcheas.

¿Por qué le tenemos tanto miedo a la discapacidad? ¿ No será que nos da miedo ser incapaces de adaptarnos? La incapacidad confundida con discapacidad.  La felicidad no está medida por cuántas extremidades podamos mover,  o de cuántos sentidos nos podamos valer. Si fuera esto cierto, deberíamos echar al traste a los místicos, de todas las épocas, que nos han convidado a distanciarnos de nuestros sentidos para llegar a esa estación donde viviremos eternamente. 

Yo siento que las notas inundadas de magnificencia, deambulan entre nosotros sin escucharlas. Las golondrinas en su baile, las persiguen. Dejemos la comodidad de las rutinas, abracemos el esfuerzo.  Tenemos el milagro de la vida, sus sentidos y movimientos. Les pido que pasemos por in-migración, para que nos sellen el pasaporte, de la entrada a ese nuevo estado, en donde entregamos todo de nosotros, en donde cavamos con pico y pala en las profundidades del alma, para encontrarnos con nuestro espíritu ansioso por comandar la migración.

El discapacitado si se lo sueña, podrá vencer lo incalculable. Somos discapacitados cuando dejamos de intentar, cuando pretendemos sostener el hilo ilusorio de lo inmutable, cuando estamos tan paralizados por el miedo que dejamos ver pasar la vida, desde una silla de ruedas inexistente, construida por nosotros mismos, por nuestras mentes. Nos creemos inválidos. Es discapacitado quien no se da, es discapacitado quien no recibe.  Es discapacitado quien no ama. 

Seamos como Tsuji y Pennisi, quienes dejaron atrás su discapacidad, y nos convidan con sus actuaciones a sentir, a in-migrar hacia ese lugar donde podamos escuchar, como las golondrinas, las notas que brotan de ese manantial de eternidad. 

Les dejo un par de links por si los quieren escuchar (espero lo disfruten tanto como yo):

Tsuji: https://www.youtube.com/watch?v=LqoV4ZW7xTA




jueves, 28 de mayo de 2020

Día 68: SI al No


Recientemente , escuché un audio de cinco minutos del sobreviviente más joven del equipo de rugby uruguayo que iba en el avión a Chile que se estrelló en los Andes (Alive). Estos fueron los hombres que vivieron 70 días en los Andes. Ellos se enteran en un radio que tenían, que luego les saca la mano,  que habían cesado la búsqueda de los sobrevivientes. Uno de ellos, Nicolich, les comunica la buena noticia a los demás. Y los lleva a que piensen que ahora no dependen de terceros, sino que su vida depende de ellos. Decidieron trabajar en equipo, y tomaron decisiones para sobrevivir, como comer la carne de sus compañeros muertos. Todo era adversidad,  además de ser olvidados, según ellos, les vino una avalancha donde mueren otros ocho compañeros; luego de buscar y encontrar la cola del avión,  no  pudieron hacer funcionar el radio. Todo era desasosiego. Y dice Carlos en el audio: "Nosotros... gracias a la actitud, pudimos decirle que Sí al No."  

Otros casos que le dicen sí al no a pesar de sus dificultades son las personas que se someten a algún tipo de trasplante. Tengo la fortuna de conocer dos personas, que han superado la prueba, gracias no solo a la pericia médica sino también a la forma en que abordaron la prueba. ¡Hoy pintan,  disfrutan el mar,  pasan horas en un jacuzzi, adoptan perros, cultivan flores, se ríen de la vida y hasta se casan!  Todo esto lo digo porque en todos los periódicos locales, ayer en la mañana, se habló del trasplante de la hija de 5 meses del Alcalde de Medellín, cuya donante fue su madre, porque no consiguieron otro donante. Pensaba en lo que debía estar pasando por la mente de ese hombre, su hija se iba a someter a una cirugía de 16 horas, y su esposa, en un acto de amor inconmensurable, también entraría a cirugía, poniendo en riesgo su vida para salvar la de su pequeña. Todo estaba en juego. ¿A qué debía recurrir este hombre en una sala de espera? 

En la tarde me enfrentaba a mi clase donde mis dendritas se hacen añicos, mi clase de cello, o como diría mi mamá: "michelada",  la profe me pidió que tocara de memoria dos temas que he venido trabajando con ella, el Minuet 3 de Bach y el inicio del Canon en D de Pachebel....y yo empecé a decirle como loca que no que como se le ocurría, yo le decía que no y ella me decía que sí, yo que no y ella que sí, y luego me da una estocada diciéndome: "es que tú te la sabes de memoria pero no confías, ni crees que te las sabes".  

Después de la clase no tuve más remedio que ir al diccionario y mirar la etimología de la palabra confiar, y significa " tener total fe o lealtad", ya que viene del latín ,  con-junto y fides-fe. ¿ En quién debemos confiar?¿Qué debemos confiar? ¿Para qué debemos confiar? ¿Qué logramos si confiamos?  ¿Qué podemos hacer para abandonar la desconfianza?

Yo no creo que los uruguayos hayan sobrevivido su aventura sin contar con el otro. No creo que una persona en una mesa de cirugía de cara a un trasplante, aterrorizada por la incertidumbre, logre sacar su fortaleza, si no fuera porque se pone en manos de sus cuidadores (médicos, enfermeras, y sobretodo Dios). Tampoco creo que una persona saque todo el provecho de sus talentos, y pueda expresarse sin tapujos, si no fuera porque debe confiar en si mismo y no dejar que la loca de la casa sabotee el esfuerzo diario. ¿Cómo puede uno rehacerse o levantarse de la adversidad si no cree con toda certeza que lo va a lograr, que lo van a lograr?  No me miren raro, el van está en plural...porque nada de lo que embarquemos en la vida es un ejercicio solitario, siempre hay otro, aunque ese otro no lo conozcamos, aunque ese otro sea yo mismo. 

En mis cavilaciones anoche, pensé que la confianza tiene dos aspectos, uno activo y uno pasivo. El activo es el que me invita a hacer y dar lo mejor de mí en cada segundo, fluyendo sin dejarme acorralar por los pensamientos de derrota o incapacidad. El pasivo, por otro lado, es el que te lleva a entregar el resultado. Se vincula al activo, en el sentido de que el resultado se asocia a la intención materializada, sin embargo, la calidad, la cantidad o la temporalidad del resultado finalmente lo entregas. Al final, todo será como ha de ser. 

Si queremos decirle Sí al No, si queremos cambiar nuestra vida, si queremos abandonar el cautiverio del enemigo, trabajemos amorosamente de la mano del otro, de nosotros mismos, y construyamos un pensamiento que venza obstáculos, que rompa amarras, que sirva al otro, que nos recuerde que somos parte de un equipo, que nos recalque que el individualismo es un acto de soberbia, que nos haga rendirnos a la gratitud de lo insospechado.

"Empieza por hacer lo necesario,
 luego haz lo posible, 
y de pronto estarás logrando lo imposible."

                                FRANCISCO DE ASÍS







viernes, 22 de mayo de 2020

Día 62: Antídoto


"Quien no lo sepa ya
Lo aprenderá de prisa
La vida no para
No espera, no avisa
Tantos planes, tantos planes
Vueltos espuma
Tú por ejemplo
Tan a tiempo y tan inoportuna..."
Jorge Drexler

Nunca antes en nuestra vida habíamos estado tan pendientes de la muerte, que cómo se ha comportado la tasa de letalidad, que cómo se diferencia la anterior a la tasa de mortalidad. Los periódicos gravitan en mostrarnos la muerte como una dato estadístico frío o como un historia digna de Corín Tellado, o de Shakespeare. Y están aquellos exaltados por los diarios como héroes, porque han derrotado la muerte. Son héroes porque sacaron a patadas la parca, y pudieron sonreír y ver el sol de nuevo. Los medios de comunicación nos bombardean haciendo alusión a los supuestos protagonistas de esta historia, los vencedores y los vencidos. Somos víctimas para ellos de un homicida invisible. 
Las decisiones que han tomado los gobiernos para "prevenir muertes", es distanciarnos a todos especialmente a los adultos mayores. La razón es simple, su análisis estadístico indica que las personas mayores de 70 años tienen mayor probabilidad de fallecer por cuenta del exterminador. ¿Qué rol tienen nuestros adultos mayores en nuestra sociedad? ¿Por qué buscamos la longevidad máxima y a la vez consideramos la vejez como una enfermedad?¿ O será que buscamos la longevidad máxima sin deterioro?
La alegoría utilizada por los antiguos egipcios para hacer alusión a un "sabio" , era "gris de lengua", lo que nos indica que la erudición era directamente proporcional al tiempo vivido, y al devenir de los años. Las canas aportaban reconocimiento. Para esta cultura milenaria, la longevidad tenía sentido porque era el seno del conocimiento y la sabiduría.  En una biografía encontrada en el Reino Medio, en Edfu, que narra la vida del sacerdote Tjeni  nos relata lo siguiente: "Yo soy un hombre digno de confianza para mis hermanos y hermanas,viejo de corazón, pero uno que no conoce debilidad". Aspiraban a una senectud sin decrepitud.
Nuestra sociedad materialista, removió la investidura de experiencia y de conocimiento al ser humano maduro, para revestirlo de incapacidad, por no ser tan productivo como un joven. Cuánto daño nos hacemos como sociedad, porque son ellos quienes deberían utilizar su conocimiento al servicio de los más jóvenes. Por el contrario, la vejez es un lastre, porque lo vemos como un problema económico. Los asilos pululan repletos de abuelos, sin familias, sin dinero, sin actividad alguna, ellos solo esperan el día en que pierdan la batalla agobiados por el peso que son.Todos en nuestras familias tenemos adultos mayores, escuchar sus historias aunque repetitivas, nos ayudan a escarmentar en cabeza ajena. ¿Por qué no los escuchamos?
Nadie puede decir que la edad sea una indicador de que estemos vivos al siguiente minuto. Acaso la vejez señores, está dada por el número de años que vivamos, o más bien está dada por nuestro compromiso con nosotros mismos. Es viejo, aunque joven, el que deja de cultivar su propio ser, el que deja de trabajar con ahínco por conocerse a si mismo, el que no quiere aprender por soberbio, el que no escucha las palabras y los designios que cada día nos muestran para intentarlo de nuevo ( como dice Carlos Castañeda, por aproximaciones sucesivas), el que no cuida de su cuerpo físico, el que no potencia su capacidad mental, el que no cultiva la inmortalidad de su espíritu. Es viejo quien renuncie a dar amor, por esperar tan solo recibir. Es viejo quien tira la toalla. Es quien opta por no renacer a pesar de las muertes que vivamos en nuestra existencia. 
Los periódicos olvidan que la muerte, por simple oposición, le da todo el sentido a nuestra fugaz existencia. Es su presencia , el antídoto para la senectud en este plano, y es la llave para la sabiduría. La muerte lo relativiza todo, y llena de sentido de vivir esta vida. La búsqueda es vencer a la muerte, con la inmortalidad de nuestro espíritu.  La muerte no es el enemigo a combatir, es nuestra inconsciencia. 
En el marco de esta epidemia, olvidemos los grupos de edad, no olvidemos la muerte y la responsabilidad que conlleva cada vida. Busquemos ser siempre jóvenes. Levantémonos felices cada día, a pesar de nuestra edad, para ir al colegio, para aprender, para esforzarse, para ganar el examen, para pasar a la universidad. 





domingo, 17 de mayo de 2020

Día 58: Pleamar

Las flores se visten al mundo de majestuosos colores y silenciosas abren sus brazos al incandescente sol. Los pingüinos, en cambio, dejan de batir sus aletas y se abrazan tan cerca como sea posible para soportar la inclemencia del ártico, añorando el cambio de estación. Los cedros del Himalaya, sedientos, esperan sin fenecer, los monzones que llegan con el verano.  Yo me pregunto, ¿si son tan sólo sus cuerpos que están dotados de tal nivel de resistencia, o que en si mismos, habita una mente que les ayuda a resistir los embates asociados a los ciclos que dan vida a la naturaleza, que nos dan vida?

En la antigüedad los helenos utilizaba  sus Olimpíadas como medio para exaltar al cuerpo humano. El atleta, pasaba una educación rigurosa en el gimnasio, para portar algún día la corona de olivo salvaje.  Platón y Aristóteles, en disenso con sus antecesores quienes argumentaban  "la gimnasia para el cuerpo y la música para el alma", nos llevan a pensar que la educación física como un elemento pivotal para conseguir y preservar  la salud y la belleza del cuerpo (y también del “alma”, por utilizar la terminología platónica). El alma para Platón tiene tres manifestaciones, el alma concupiscible, el alma irascible y el alma racional. La primera es el alma humana mas cercana al cuerpo y sus deseos y sentidos, la segunda es aquella que se vincula con la voluntad, el valor y la fortaleza, y por último el alma racional, es el principio divino e inmortal.

No me van a creer pero toda la anterior perorata es porque se me dio por montar un simulador de bici en la casa, lo estrené el jueves. Mientras rodaba, recordé que el ejercicio físico nos acerca a nuestro cuerpo porque domina sus deseos de descansar, afianza la voluntad de soportar a toda costa, y te hace imaginar lo que se sentiría terminar semejante esfuerzo. Nos visualizamos lográndolo, y así de un momento a otro vemos la bandera de cuadros blanca y negra, que llamamos meta. Yo estaba que tiraba la toalla, estaba en la lona, pero esa fuerza que quema dentro de nosotros es lo que nos permite llegar a San Remo, a San Moritz, o a San Francisco. El cuerpo como medio para fortalecerse a si mismo, pero como instrumento para acercarnos, al otro poder que yace inexplorado por nosotros. No le damos valía a  nuestra capacidad de emerger de la cenizas y al hecho que ese principio divino e inmortal nos es.

Sin querer queriendo como diría el Chavo del Ocho, comprendí que todos los seres de la naturaleza resisten a circunstancias extraordinarias e inimaginables. Su "mente" los convida a adaptarse, y a superar las barreras físicas internas o externas. Nosotros igual. En nuestra falsa concepción que somos cuerpos o mente, le despojamos de sacralidad  a las actividades físicas. Montar bici, caminar, barrer, trapear, lavar platos que tanto hemos hecho en esta cuarentena. Educamos nuestra mente intelectual a sumar, a leer, a inferir, pero no educamos nuestra voluntad,y pasamos por alto que venimos con el instrumento que nos permitirá esculpirla. Nos creemos superiores a la flor, al pingüino o al cedro. Cuando en realidad tenemos que reverenciar sus pruebas.  No importa en qué estación estemos de nuestra vida, eduquémonos cada día, para no sólo cultivar la salud de nuestro cuerpos físicos, sino cultivar nuestra voluntad, nuestra mente, y así podamos utilizarlas como espadas para combatir nuestras debilidades. Tal vez logremos, atraídos por nuestra nuestra divinidad, elevarnos como la marea, en pleamar.





martes, 12 de mayo de 2020

Día 54: La algarabía

Mientras algunos pueden salir a caminar a las 5:00 a.m., otros se levantan a ganarse el pan de cada día. Este no es mi caso. No sé como han vivido ustedes esta supuesta reactivación pero cerca de mi casa el ruido ha aumentado gracias a la construcción de un edificio a una cuadra del apartamento, se oye a medianoche los ruidos de sirenas, los gritos de los trabajadores, es una algarabía frenética.  Durante el día es otro cantar, literalmente, han incrementado las personas que vienen vendiendo aguacates, y otras verduras, con lo que no tengo ningún problema. Pero me llamó la atención antier tres venezolanos con micrófonos, diciendo que su arrendador les había quitado los papeles porque no habían podido pagar el arriendo, por lo tanto no podían trabajar. Gritaban que les dieran lentejas o arroz para sus hijos, que no les quedaba otra alternativa. He de decirles que pensé varias cosas no muy papistas, la primera es que vale más el micrófono que la libra de arroz o lentejas. ¿Será que la nueva extorsión es la manipulación de nuestra compasión? La segunda, es que cuestioné el criterio de selección de las cuadras a donde exponen su tragedia, me parece que son actos intencionados y premeditados. La tercera, me parece que so pena de una supuesta humillación te manipulan para que te de pesar. ¡La cuarta, es callénlos pensé! Me acordé de la banda de venezolanos que recorre las calles de Barranquilla, con las mismas canciones, en busca de billete. ¡El mismo sonsonete desafinado día tras día!  Cambiando de tema, les cuento que la reactivación ha tenido como efecto la presencia de otro tipos de ruidos en la comarca, ayer escuché un hombre gritándole una sarta de vulgaridades a alguien en su hogar, supone uno, que es su mujer por el contexto. De los balcones todos asomados, aterrados ante un espectáculo tan soez y a la vez tan indignante. ¿En serio, golpes?

Para mi desde mi balcón, sin haber salido a la calle en más de dos meses, es muy evidente cómo dejamos de respetar al otro, gritándole vulgaridades, irrumpiendo su tranquilidad con gritos heridos de piedad disfrazada de chantaje, o al construir un edificio en la noche cuando las demás personas duermen, sin importar su descanso.

Algunos podrían pensar que nos está dando a las poblaciones vulnerables el "Síndrome de la Cabaña", es decir que nos da mucho miedo salir a la calle después de haber estado en casa, sanos y salvos. Yo no soy sicóloga para decirlo. Pero la verdad es que yo si siento aprehensión en salir cuando nada más, la semana pasada bajé a la portería a que me pusieran la droga y encontré a dos personas sin tapabocas. No lo podía creer. ¡Somos tan egoístas!

Cómo olvidamos de fácil nuestra regla de oro. No hacer al otro lo que no quieran que te hagan a ti. La primera versión de esta regla está en texto egipcio llamado Historia del Campesino Elocuente  es una obra literaria del Antiguo Egipto datada 1970-1640 A.C. De ahí en adelante, todas las tradiciones filosóficas y religiosas la han situado como una regla fundamental de nuestro comportamiento. Para el budismo, zoroastrismo, taoísmo, confucionismo, judaísmo, islamismo, y para el cristianismo. Hay un hermoso hadiz islámico que dice: "ninguno de vosotros habrá de completar su fe hasta que quiera para su hermano lo que quiere para si mismo". No son ellos mismos los que han disputado por siglos con los Judíos por el control del monte santo en  Jerusalén. ¿"Lo que es odioso para ti, no se lo hagas al prójimo", no es la norma de los Judíos?

Vivimos teniendo estos principios morales alejados de nuestra vida diaria. Los olvidamos, los enterramos, los acomodamos para adaptarlos a nuestros intereses mundanos.  Los líderes de la diferentes religiones lo repiten una y otra vez, y a nosotros nos parece un cuento viejo y mal echado. Nosotros vivimos tan sumidos en nuestros mundos, que olvidamos al otro, dentro de esta ecuación. Una palabra, un pensamiento, un acción puede cambiarnos nuestra vida, y se la podemos cambiar al otro. No podemos esperar que el otro cambie. Solo está en nuestra manos, tomar la batuta, de que cada acción que hagamos, tenga como principio el amor. Amar es una decisión sin distinción.
¡Cuidémonos todos!


miércoles, 6 de mayo de 2020

Día 48: Pac man

Ya oímos las noticias en Colombia, de la extensión de la cuarentena para, todo el mundo excepto, las personas que trabajen en sectores específicos de la economía. Los exceptuados son 15 millones de personas.  Permítanme la digresión de alguien que en otra vida fue economista.  En un país de casi 49.3 millones de habitantes ( cifras publicadas por el DANE a marzo 2020), el 80.6% de la población está en edad de trabajar, es decir 39.7 millones de personas,  de ese número cerca de 59.2% se considera la población económicamente activa (PEA). Eso quiere decir, que la PEA está alrededor de 23.5 millones de personas, y representa al  47.7% de la población total. Si hablamos que 15 millones de personas son las exceptuadas para trabajar, esta cifra representa a ojo de buen cubero al 64% de la PEA, y al 38% de las personas en edad de trabajar.  En un escenario, en que los expertos dicen que el virus está para quedarse, ¿ verdaderamente estamos pensando en las personas, o más bien estamos apostando a la sostenibilidad económica del sistema?

Me indigna ver que los dirigentes solo buscan de manera paliativa encaminar donaciones a la familias más vulnerables. Con lo cual no estoy en desacuerdo, "porque tuve hambre y no me diste de comer". Sin embargo, esta pandemia ha demostrado que las bases sobre las cuales se ha edificado el sistema económico son endebles, y se olvidaron por completo que quienes vivimos en él, somos seres humanos de carne y hueso. El dinero, y todo su sistema,  deshumaniza y tergiversa las decisiones de los dirigentes, y de las empresas.

Ayer casualmente, me llamaron de la aseguradora donde registré una reclamación a mi seguro de vida por enfermedad grave, a decirme que no cumplía una de las condiciones, que en términos simples era que necesitaba estar tullida, y me dijo  el médico que realizó el análisis, que no me preocupara que es una decisión temporal, que cuando tenga el nivel de discapacidad requerido regrese para cobrar la indemnización. ¡En serio! Cómo es posible que le digamos a nuestro interlocutor, enférmate, cuando ya estés discapacitado regresa que te damos la plata. ¡Nos olvidamos de lo fundamental!

El gobierno en busca de "reactivar" la economía, le da carne de cañón al virus. Las aseguradoras, en busca de maximizar sus recursos, te venden una cosa y luego en los anexos plagan de condicionamientos, para no pagarte, y luego te dicen discapacítate y después hablamos.

El ojo del observador lo cambia todo. ¿Alguno de ustedes ha oído una sinfonía tocada por una orquesta en vivo y en directo? Para el espectador es una oportunidad de sentir la divinidad vestida de sonidos. ¿Alguno de ustedes se ha imaginado lo que los músicos sienten sentados en el escenario, se han imaginado la presión que sienten porque no pueden equivocarse? ¿Se asomarán a lo sublime o tan sólo serán instrumentos de sus instrumentos, serán presos del sistema donde para sobrevivir debo descollar a toda costa?

Hasta las actividades más sagradas como son las artes, las enloda las ansías de poder. Me preocupa las muertes que han de venir, me duele que olvidemos que este paso temporal en este mundo tiene un objetivo fundamental que dista diametralmente del objetivos de hacer plata y darle gusto a nuestros sentidos, vivimos como prisioneros con esposas y grilletes,y  nuestro carcelero es el buen dinero, como dice la canción.

Les reitero que hagamos un pare en esta cuarentena, y seamos conscientes que a pesar de vivir en este sistema desenfocado, está en nuestras manos, o más bien en nuestras mentes la capacidad de discernir, y de escoger si quiero ser el músico que tiene esa experiencia mística al interpretar una pieza, o si decido renunciar a mi mismo para convertirme en un pac man, en busca de poder, dinero y fama. Seamos instrumentos de nuestro espíritu, y en cada acción que hagamos en este mundo, ejecutemos la obra no sólo con maestría técnica sino que abramos nuestro corazón para que seamos, un puente de amor. Que esa música que sale de nuestra manos, sea alimento e invitación a no olvidar, que lo "esencial es invisible  los ojos".




sábado, 2 de mayo de 2020

Día 44: Un repaso

Todos hemos escuchado el nuevo término que ha acuñado esta pandemia: la "nueva normalidad".

¡Humanidad sin memoria!

Nos enseñaron en el colegio, que Heráclito decía que nadie se puede bañar en el mismo río dos veces, ya que la segunda vez que nos bañáramos, sus aguas serían diferentes. Para Heráclito, el cambio era lo único real, nadie ni nada se escapa de él, todo es y no es, lo que existe es nuestro devenir.

Para seguir desempolvando los recuerdos escolares, Parménides afirmó que el movimiento no existía porque no era racional. Su discípulo Zenón trató a toda costa de probar de forma racional, no libre de contradicciones, que el movimiento era una imposibilidad.

Señores en pleno siglo XXI seguimos en los debates existenciales de la antigüedad. No sé si ustedes creen que Heráclito se llevó en banda a Parménides, o si creen, por el contrario, que las pruebas de Zenón hicieron añicos a Heráclito.

¿Puede haber una nueva normalidad, cuando todo está en permanente cambio, si miramos bajo la lupa de Heráclito? ¿Cómo debo entender la palabra "normalidad", como inercia, como un devenir inconsciente?

San Isidoro de Sevilla (s.VI) de forma magistral nos invita a pensar en la diferencia entre andar y caminar. El santo define andar como desplazarse a pie, y define caminar como ese andar que dirige a un lugar. Quien anda no llega a ningún sitio, quien camina aún andando llega a ese anhelado paraje. Creo que en el peregrinaje de la vida olvidamos el lugar hacia donde se dirige nuestro andar, y por ende creemos, que la normalidad es un devenir sin sentido.

Estos últimos acontecimientos, nos hacen vernos que estamos en un laberinto sin salida. Creo que no podemos olvidar que una vez en el laberinto, dependiendo de su construcción, llegaremos al centro por uno o varios caminos. El punto está en dar el primer paso, tomar la decisión de ingresar en él,  y luego dejarse llevar por el camino, siempre recordando ese lugar.  Como soberbios que somos, aparentamos tener la verdad absoluta. ¡Cuánta falsedad! El punto de partida, las vías de acceso, y el centro, su punto final,  hacen parte del mismo laberinto. Conócete a ti mismo. Sino, ¿por qué  creen ustedes que esta inscripción adorna el Templo de Apolo, en Delfos?

No podemos pensar en una nueva o vieja normalidad. El movimiento no depende solo de nosotros los seres humanos, Tenemos que reconocer la geometria perfecta del tiempo, de los hechos, de la existencia de un Ser Supremo.

No perdamos el tiempo buscando la explicación racional a todos los hechos, ni nos volvamos víctimas del destino. Hagamos de este peregrinaje, un caminar no un andar. Las señales del camino están por fuera de nuestro control,  la consciencia de como decidamos dar el siguiente paso puede transformar el sentido completo de nuestro movimiento. No nos quedemos inmóviles. Disfrutemos las aguas en que nos zambullimos, y exprimamos de aprendizajes y conocimiento cada segundo que vivimos. ¡Anima-te!