"Quien no lo sepa ya
Lo aprenderá de prisa
La vida no para
No espera, no avisa
Tantos planes, tantos planes
Vueltos espuma
Tú por ejemplo
Tan a tiempo y tan inoportuna..."
Jorge Drexler
Nunca antes en nuestra vida habíamos estado tan pendientes de la muerte, que cómo se ha comportado la tasa de letalidad, que cómo se diferencia la anterior a la tasa de mortalidad. Los periódicos gravitan en mostrarnos la muerte como una dato estadístico frío o como un historia digna de Corín Tellado, o de Shakespeare. Y están aquellos exaltados por los diarios como héroes, porque han derrotado la muerte. Son héroes porque sacaron a patadas la parca, y pudieron sonreír y ver el sol de nuevo. Los medios de comunicación nos bombardean haciendo alusión a los supuestos protagonistas de esta historia, los vencedores y los vencidos. Somos víctimas para ellos de un homicida invisible.
Las decisiones que han tomado los gobiernos para "prevenir muertes", es distanciarnos a todos especialmente a los adultos mayores. La razón es simple, su análisis estadístico indica que las personas mayores de 70 años tienen mayor probabilidad de fallecer por cuenta del exterminador. ¿Qué rol tienen nuestros adultos mayores en nuestra sociedad? ¿Por qué buscamos la longevidad máxima y a la vez consideramos la vejez como una enfermedad?¿ O será que buscamos la longevidad máxima sin deterioro?
La alegoría utilizada por los antiguos egipcios para hacer alusión a un "sabio" , era "gris de lengua", lo que nos indica que la erudición era directamente proporcional al tiempo vivido, y al devenir de los años. Las canas aportaban reconocimiento. Para esta cultura milenaria, la longevidad tenía sentido porque era el seno del conocimiento y la sabiduría. En una biografía encontrada en el Reino Medio, en Edfu, que narra la vida del sacerdote Tjeni nos relata lo siguiente: "Yo soy un hombre digno de confianza para mis hermanos y hermanas,viejo de corazón, pero uno que no conoce debilidad". Aspiraban a una senectud sin decrepitud.
Nuestra sociedad materialista, removió la investidura de experiencia y de conocimiento al ser humano maduro, para revestirlo de incapacidad, por no ser tan productivo como un joven. Cuánto daño nos hacemos como sociedad, porque son ellos quienes deberían utilizar su conocimiento al servicio de los más jóvenes. Por el contrario, la vejez es un lastre, porque lo vemos como un problema económico. Los asilos pululan repletos de abuelos, sin familias, sin dinero, sin actividad alguna, ellos solo esperan el día en que pierdan la batalla agobiados por el peso que son.Todos en nuestras familias tenemos adultos mayores, escuchar sus historias aunque repetitivas, nos ayudan a escarmentar en cabeza ajena. ¿Por qué no los escuchamos?
Nadie puede decir que la edad sea una indicador de que estemos vivos al siguiente minuto. Acaso la vejez señores, está dada por el número de años que vivamos, o más bien está dada por nuestro compromiso con nosotros mismos. Es viejo, aunque joven, el que deja de cultivar su propio ser, el que deja de trabajar con ahínco por conocerse a si mismo, el que no quiere aprender por soberbio, el que no escucha las palabras y los designios que cada día nos muestran para intentarlo de nuevo ( como dice Carlos Castañeda, por aproximaciones sucesivas), el que no cuida de su cuerpo físico, el que no potencia su capacidad mental, el que no cultiva la inmortalidad de su espíritu. Es viejo quien renuncie a dar amor, por esperar tan solo recibir. Es viejo quien tira la toalla. Es quien opta por no renacer a pesar de las muertes que vivamos en nuestra existencia.
Los periódicos olvidan que la muerte, por simple oposición, le da todo el sentido a nuestra fugaz existencia. Es su presencia , el antídoto para la senectud en este plano, y es la llave para la sabiduría. La muerte lo relativiza todo, y llena de sentido de vivir esta vida. La búsqueda es vencer a la muerte, con la inmortalidad de nuestro espíritu. La muerte no es el enemigo a combatir, es nuestra inconsciencia.
En el marco de esta epidemia, olvidemos los grupos de edad, no olvidemos la muerte y la responsabilidad que conlleva cada vida. Busquemos ser siempre jóvenes. Levantémonos felices cada día, a pesar de nuestra edad, para ir al colegio, para aprender, para esforzarse, para ganar el examen, para pasar a la universidad.
hermosa visión de la vida respeto a la humanidad
ResponderEliminar