sábado, 30 de mayo de 2020

Día 70: Inmigrantes

Imagínense ustedes que en el calendario de festividades existe uno, para la Esclerosis Múltiple. Me vine enterar esta semana. Todo un despliegue de conferencias para informar sobre los avances en diagnóstico, tratamiento, prevención, y calidad de vida para los escleróticos. La verdad tuve un bombardeo de vídeos, artículos, y casi que felicitaciones del centro farmacológico donde me ponen  la droga. El mundo científico trabaja para conocerla, y dicen que es la mayor causa de discapacidad de personas jóvenes en el mundo. Más que los accidentes de tránsito o cerebro vasculares.

He meditado esta semana sobre la discapacidad. Y la vida,  que está repleta de regalos, me ha dado ejemplos donde la discapacidad se relega a la grandiosidad de la virtud. Casualmente, dos músicos ciegos. El uno pianista japonés Nobuyuki Tsuji  el otro, un guitarrista argentino, Nahuel Pennisi.  Tsuji, pianista prodigioso y compositor y ha tocado con las principales orquestas del mundo. Para él tocar las obras más complicadas técnicamente son fáciles, porque el piano es una extensión de su cuerpo. Aprende todas las obras de oído. El no sabe cómo es el blanco ni el negro de las teclas, pero las conoce. No habrá visto el Carnegie Hall, ni a su conductor, pero reconocerá su respiración, o el calor de su presencia, o la energía de los aplausos. Por otro lado,  Pennisi, autodidacta, de músico callejero pasó a a ser apetecido por los artistas pop latinoamericanos.Nominado al Latin Grammy.  Pennisi adaptó la forma como toma la guitarra para poder hacer los acordes. En la presentación que le hacen en la ceremonia de los Latin Grammy, dicen lo siguiente: " Guitarrista y cantante, no vidente, dotado de un oído musical absoluto, trazando el futuro del folclor con una sensibilidad única". ¿Entonces ser invidente es no ser vidente?   ¿Qué tienen en común este par de jóvenes? ¿La discapacidad o el virtuosismo? 

A mi en lo personal me eclipsa, la capacidad de expresar, de expresarse, de acercarnos a la dulzura de lo sublime, que tienen estos "discapacitados". Si vemos sus aspecto físicos, los podemos juzgar como raros.  Pero se imaginan que tan cerca debe estar un ciego de verse a si mismo. ¿Cómo será de libre su imaginación para describir un amanecer?  ¿Se imaginan como concebiría un ciego el cielo, la aurora boreal o una lluvia de estrellas? La limitación física de algún aspecto, es un reto para transformar esa restricción en un río de ser, que desemboca al mar calmo y prístino de la divinidad. El arte es volver un movimiento, mensaje, acción,  en silencio. El camino es la adaptación, La autenticidad hecha canción, corcheas y semicorcheas.

¿Por qué le tenemos tanto miedo a la discapacidad? ¿ No será que nos da miedo ser incapaces de adaptarnos? La incapacidad confundida con discapacidad.  La felicidad no está medida por cuántas extremidades podamos mover,  o de cuántos sentidos nos podamos valer. Si fuera esto cierto, deberíamos echar al traste a los místicos, de todas las épocas, que nos han convidado a distanciarnos de nuestros sentidos para llegar a esa estación donde viviremos eternamente. 

Yo siento que las notas inundadas de magnificencia, deambulan entre nosotros sin escucharlas. Las golondrinas en su baile, las persiguen. Dejemos la comodidad de las rutinas, abracemos el esfuerzo.  Tenemos el milagro de la vida, sus sentidos y movimientos. Les pido que pasemos por in-migración, para que nos sellen el pasaporte, de la entrada a ese nuevo estado, en donde entregamos todo de nosotros, en donde cavamos con pico y pala en las profundidades del alma, para encontrarnos con nuestro espíritu ansioso por comandar la migración.

El discapacitado si se lo sueña, podrá vencer lo incalculable. Somos discapacitados cuando dejamos de intentar, cuando pretendemos sostener el hilo ilusorio de lo inmutable, cuando estamos tan paralizados por el miedo que dejamos ver pasar la vida, desde una silla de ruedas inexistente, construida por nosotros mismos, por nuestras mentes. Nos creemos inválidos. Es discapacitado quien no se da, es discapacitado quien no recibe.  Es discapacitado quien no ama. 

Seamos como Tsuji y Pennisi, quienes dejaron atrás su discapacidad, y nos convidan con sus actuaciones a sentir, a in-migrar hacia ese lugar donde podamos escuchar, como las golondrinas, las notas que brotan de ese manantial de eternidad. 

Les dejo un par de links por si los quieren escuchar (espero lo disfruten tanto como yo):

Tsuji: https://www.youtube.com/watch?v=LqoV4ZW7xTA




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