domingo, 30 de enero de 2022

Nankurunaisa

 

Les he de confesar que, en estos días he estado cavilando lo mucho que la naturaleza nos enseña y, cómo nosotros ensimismados en nuestros afanes olvidamos observarla y escucharla. Ella tiene el poder de sorprendernos, tiene el poder de arrancarnos una sonrisa o hasta un infarto si tenemos un encuentro cercano con una culebra.  Es como un libro en permanente escritura, es una sinfonía en permanente composición. Todo se mueve. Cada elemento laborioso trabaja, sin cesar, por su supervivencia. Es tal su perfección que la lluvia termina con el agobio de una resolana insoportable, o contrario sensu, el sol es una bendición en medio un gélido invierno.  Pero no todo es trabajo. También hay momentos para disfrutar, sino que lo digan las copas de los árboles que se mecen cuál cumbiamberas bailando la Pollera Colorá, mientras el coro lo entonan las aves, y los árboles circundantes levantan sus brazos al son de la melodía. El regocijo es inatajable, es envolvente. Pero como nada es permanente, todo es cíclico llega el momento de la quietud, luego llega la noche y el frío, luego el amanecer, la humedad condensada, el sol, el calor, el florecer. En la naturaleza el sentido de la existencia es muy claro. Todo es UNO.

Eso pasa en cualquier rincón del planeta. Mientras tanto cada uno de nosotros en nuestras vidas luchamos por sobrevivir. Luchamos por comprender el sentido de esta existencia. Muchas veces confundidos por las señales contradictorias con las que nos enfrentamos, no sabemos qué hacer, nos sentimos separados de los demás, desorientados y, con frecuencia, desconectados de nuestra esencia. Nos frustramos por el comportamiento de los demás, otras veces, por el propio. Pero lo angustia, y el afán, no nos permiten ver que las respuestas que tanto imploramos la tenemos en nuestras narices. Tomamos decisiones y luego, ante cualquier adversidad quisiéramos echar la película atrás, ojalá pudiéramos rebobinar cual equipo de sonido. El mundo y su sistema es una lucha individualista, en la que hacemos daño, porque primero están nuestros intereses sin pensar en el efecto de nuestras acciones, para los demás. El miedo nos encarcela. Vivimos atados a nuestras percepciones.  Olvidamos que todo es UNO.  Olvidamos como diría Thích Nhất Hạnh, prolífico escritor y trabajador incansable por la paz quien falleció la semana pasada que, "sin barro no hay loto, honra tu proceso".

Casualmente, el viernes tuve mi medicamento que, por primera vez, me lo apliqué yo. Me mandó a la cama como ustedes ya saben, a la media noche, me dio mucha fiebre y malestar. No me hallaba. No tenía sueño.  Tuve la oportunidad de prender una chimenea.  Y sentada ahí frente a ella, viendo los palitos de madera dejar de ser madera para convertirse en fuego, y el fuego emanar calor, me di cuenta de que, cada cosa que pasa en la vida nos convierte en algo más, así no nos demos ni cuenta. Para mí la droga y el esfuerzo que me implica cada quince días es como los palitos, se transforman en fuego interior, en ganas de vivir, en ganas de servir, en ganas de dar cada paso de esta vida en forma consciente, en ganas de comprender que yo también soy fuego, soy palitos, soy nube, soy un cardenal, soy mar, soy aurora boreal.

"Cuando reconocemos las virtudes, el talento, la belleza de la Madre Tierra, algo nace en nosotros, algún tipo de relación nace el AMOR"

Thích Nhất Hạnh

 

PS. NANKURUNAISA palabra japonesa que significa: " nunca olvides quién eres y vive por hoy y por el mañana, que jamás se te olvide sonreír y por terrible que haya sido tu día recuerda que el próximo día el sol te recibirá con una gran sonrisa, tú has lo mismo".



 









2 comentarios:

  1. cuan grato terminar una lectura con una sonrida y el proposito de reir mañana

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  2. La poesía no abandona tu prosa. Y tu generoso compartir alimenta nuestras vidas. Gracias por ser palitos, cardinal, nube, Mar y Aurora boreal. Gracias por ser Carolina.

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