miércoles, 6 de mayo de 2020

Día 48: Pac man

Ya oímos las noticias en Colombia, de la extensión de la cuarentena para, todo el mundo excepto, las personas que trabajen en sectores específicos de la economía. Los exceptuados son 15 millones de personas.  Permítanme la digresión de alguien que en otra vida fue economista.  En un país de casi 49.3 millones de habitantes ( cifras publicadas por el DANE a marzo 2020), el 80.6% de la población está en edad de trabajar, es decir 39.7 millones de personas,  de ese número cerca de 59.2% se considera la población económicamente activa (PEA). Eso quiere decir, que la PEA está alrededor de 23.5 millones de personas, y representa al  47.7% de la población total. Si hablamos que 15 millones de personas son las exceptuadas para trabajar, esta cifra representa a ojo de buen cubero al 64% de la PEA, y al 38% de las personas en edad de trabajar.  En un escenario, en que los expertos dicen que el virus está para quedarse, ¿ verdaderamente estamos pensando en las personas, o más bien estamos apostando a la sostenibilidad económica del sistema?

Me indigna ver que los dirigentes solo buscan de manera paliativa encaminar donaciones a la familias más vulnerables. Con lo cual no estoy en desacuerdo, "porque tuve hambre y no me diste de comer". Sin embargo, esta pandemia ha demostrado que las bases sobre las cuales se ha edificado el sistema económico son endebles, y se olvidaron por completo que quienes vivimos en él, somos seres humanos de carne y hueso. El dinero, y todo su sistema,  deshumaniza y tergiversa las decisiones de los dirigentes, y de las empresas.

Ayer casualmente, me llamaron de la aseguradora donde registré una reclamación a mi seguro de vida por enfermedad grave, a decirme que no cumplía una de las condiciones, que en términos simples era que necesitaba estar tullida, y me dijo  el médico que realizó el análisis, que no me preocupara que es una decisión temporal, que cuando tenga el nivel de discapacidad requerido regrese para cobrar la indemnización. ¡En serio! Cómo es posible que le digamos a nuestro interlocutor, enférmate, cuando ya estés discapacitado regresa que te damos la plata. ¡Nos olvidamos de lo fundamental!

El gobierno en busca de "reactivar" la economía, le da carne de cañón al virus. Las aseguradoras, en busca de maximizar sus recursos, te venden una cosa y luego en los anexos plagan de condicionamientos, para no pagarte, y luego te dicen discapacítate y después hablamos.

El ojo del observador lo cambia todo. ¿Alguno de ustedes ha oído una sinfonía tocada por una orquesta en vivo y en directo? Para el espectador es una oportunidad de sentir la divinidad vestida de sonidos. ¿Alguno de ustedes se ha imaginado lo que los músicos sienten sentados en el escenario, se han imaginado la presión que sienten porque no pueden equivocarse? ¿Se asomarán a lo sublime o tan sólo serán instrumentos de sus instrumentos, serán presos del sistema donde para sobrevivir debo descollar a toda costa?

Hasta las actividades más sagradas como son las artes, las enloda las ansías de poder. Me preocupa las muertes que han de venir, me duele que olvidemos que este paso temporal en este mundo tiene un objetivo fundamental que dista diametralmente del objetivos de hacer plata y darle gusto a nuestros sentidos, vivimos como prisioneros con esposas y grilletes,y  nuestro carcelero es el buen dinero, como dice la canción.

Les reitero que hagamos un pare en esta cuarentena, y seamos conscientes que a pesar de vivir en este sistema desenfocado, está en nuestras manos, o más bien en nuestras mentes la capacidad de discernir, y de escoger si quiero ser el músico que tiene esa experiencia mística al interpretar una pieza, o si decido renunciar a mi mismo para convertirme en un pac man, en busca de poder, dinero y fama. Seamos instrumentos de nuestro espíritu, y en cada acción que hagamos en este mundo, ejecutemos la obra no sólo con maestría técnica sino que abramos nuestro corazón para que seamos, un puente de amor. Que esa música que sale de nuestra manos, sea alimento e invitación a no olvidar, que lo "esencial es invisible  los ojos".




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