EL SER UNO
Que nada me invada de fuera,
que sólo me escuche yo dentro.
Yo Dios
de mi pecho.
(Yo todo: poniente y aurora;
amor, amistad, vida y sueño.
Yo sólo
universo.)
Pasad no penséis en mi vida,
dejadme sumido y esbelto.
Yo uno
en mi centro.
Juan Ramón Jiménez
Yo me pregunto, si mi centro será un universo con firmamento, soles, estrellas, mares insondables, flores de excelsa hermosura. Me pregunto si en él, habrá estaciones, si en la primavera florece lo que ha sobrevivido del frío invernal, si el verano juega a hacer de ese mundo acogedor, para luego sentarse el pintor con su pincel a matizar de ocres, las copas de los árboles. Yo me pregunto si mi centro tendrá montañas y páramos, si la nieve cubre sus laderas con elegancia, si habrá un Monte Everest, o si habrá un Mar Muerto.
No sé si en mi centro hayan colibríes que haciendo fintas alegren al más taciturno escarabajo. Yo me pregunto si el aroma del café, o de la flor del azahar, o de la hierbabuena, inciensan los hogares. Yo me pregunto si mi centro tendrá el privilegio de escuchar el éxtasis de la música, del canto del sinsonte al cortejar a su pareja, o la danza rítmica de los árboles al ser acariciados por el viento, su director de orquesta. Yo me pregunto si mi centro será regado y sosegados por la lluvia. Si la quietud lo invade luego de recibir el alimento. Yo me pregunto si el fuego con su crepitar edifica y transforma ese universo. Yo me pregunto si habrá muerte y vida, yo me pregunto si hay arriba abajo, si hay puntos cardinales. Yo me pregunto si habrá una niña que busque la eternidad, que busque crecer consciente del orden perfecto de ese centro y su tejido divino, de la belleza inconmensurable de sus parajes, de sus ritmos, de sus silencios. Yo me pregunto si la sonrisa que acompaña los recuerdos, lleva de la mano a esa mujer, a sembrar, a parirse, a cultivar, a navegar al centro de su centro.