Soy testiga de cómo las estaciones cambian, de cómo desde mi ventana, los torrenciales aguaceros transforman el Valle de Aburrá, de un lugar de verdes esplendorosos que se intensifican debajo de los rayos del sol, a ser la cuna de un bebé arropado, agazapado por el estruendo de las descargas eléctricas. La vida pareciera desaparecer ante tan majestuoso espectáculo. ¿Quién puede defenderse de la vehemencia de la naturaleza? Ni sus montañas pueden acorazar a este valle con olor a café y fríjoles . El tiempo ha cambiado, la pandemia ha cambiado, y nosotros hemos cambiado.
He recibido en el transcurso de estas semanas un popurrí de historias conmovedoras, amasadas por lo trágico, pero adobadas por la lucha contra la irreductibilidad y por la fuerza del dar. La primera de ellas la encontré en un periódico, Jihad Al-Suwait es un joven palestino,quien decide escalar varios pisos de un hospital, por su fachada, para poderse sentar en la ventana de la habitación donde su madre cada noche batallaba contra el virus, hasta que dice adiós para siempre. Qué habrá pasado por la cabeza de aquel muchacho, viendo su madre en su solitario confinamiento, noche tras noche, caminar ante la muerte, sin que este pudiera prevenirla. Su silenciosa compañía separada por un ventanal de vidrio, las horas deslizándose, su impotencia, su determinación, el vacío lo rodeaba, lo acunaba. Su ingenio amoroso, transformó aún en la distancia, la despedida de ese ser que le dio la vida, en una gala digna de cualquier monarquía.
La segunda historieta, es de alguien muy cercano a mis afectos, quien es atropellado por un camión transportador de alimentos, mientras montaba bicicleta. La bobadita le costó 4 costillas rotas, fisura en la cadera, neumotorax, y magulladuras por todo el cuerpo. ¡Se imaginan el dolor! En medio de la resaca por un trauma de tal envergadura, esta persona, tiene tiempo para enseñarnos cómo sembrar, cómo enfrentar el dolor, cómo llenar de color un dibujo monocromático. Imagínense que escribió en uno de esos grupos de Whatsapp, y le dijo a un familiar suyo, que todo el dolor que estaba viviendo lo ofrecía por su salud. Hermoso acto de nobleza, hermoso acto de amor. ¡Una obra maestra!
La última historieta para no aburrirlos con la lista de contagiados por el Covid, es la de una compañera del colegio que fue diagnosticada con Esclerosis Múltiple en el 2001. Para hacer el relato corto, ella hoy está en silla de ruedas y abrió un crowfunding para buscar recursos para conseguir un aparato que le ayude en su rehabilitación física, para poder volver a caminar. El título de su página era el siguiente: "Help Nicole #move #conquer# #MS will not rule my life. Keep # dreamin." Lo que nos dice, es que ayudémosle a que se mueva, a que conquiste, a que la esclerosis no domine su vida, a que continúe soñando. ¿No creen ustedes que ese debe ser el título de todas nuestras vidas, si cambiamos la esclerosis múltiple, por el reto cada uno está viviendo? Que la depresión no domine mi vida, que el cáncer no domine mi vida, que la angustia no domine mi vida, que el miedo no domine mi vida, que los problemas económicos no dominen mi vida, que la tristeza no domine mi vida. ¡No nos demos por vencidos, esforcémonos por alcanzar los sueños, no nos quedemos quietos! Nicole se sueña la brisa acariciando su pelo mientras camina. ¿No creen que el sueño de uno, es el sueño de todos?¿No creen que ayudarle a otro es ayudarnos a nosotros mismos?
Simplemente conmovedoras. Podemos escalar edificios para arrullar a tu ser querido en la distancia, podemos transmutar el dolor en amor, podemos soñar que el camino es dar un paso. El factor común es podemos, podemos ser inspiración viviendo con entereza nuestros retos. Los actos de valentía nunca serán baladí.
Recibamos el aliento de las personas que nos acompañan en esta travesía, con sus hazañas diarias. Recibamos el aliento de los que nos antecedieron. Inspiremos. Y con la fuerza que recibimos de su ejemplo, lancémonos a alta mar, alcemos nuestras velas, y naveguemos a vela llena. Si el viento cesa, naveguemos a toca vela, si el viento cambia de dirección, cambiemos la vela pero no la apoquemos, si el esfuerzo es mucho, desfoguemos la vela. Zarpemos y naveguemos a sotavento, disfrutando de la propulsión del viento, del corazón vagando por la inmensidad, de la experiencia de vivir nuestras conquistas con nuestra tripulación. Todos somos capitanes, todos somos marineros, todos somos vela, todos somos viento, todos somos mar.
"Carpe diem, quam minimum credula postero" ( Aprovecha el día y no confíes en el mañana)
Todos los dias hay que aprender algo,hoy con fuerza de huracan mes has enseñado a navegar con mas confianza.Hay marinos valerosos
ResponderEliminarSin palabras.... emocionada.
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