viernes, 10 de julio de 2020

Día 109: Cumplamos la tarea

En Colombia tenemos dos motivos por los que celebrar. El primero, por el descubrimiento de los fósiles de un Pterosaurio, un dinosaurio volador,  que vivió en los Santanderes hace más de 125,000 años. El segundo, es que según la prestigiosa revista Nature aborígenes precolombinos fueron los encargados de colonizar la Isla de Pascua, y la Polinesia. Lograron hacer adicional a un rastreo genético , hallazgos de algunos restos de alimentos que vendrían de nuestro continente, como la batata. Resulta mordaz sugerir que celebremos en el marco del pico de muertes y contagios por el Covid, o por la explosión de un camión en Tasajera que dejó a familias enteras desoladas. Pero hago hincapié, en que sí tenemos motivos por los que celebrar.  Si no es en Colombia, les pido que piensen qué razones podríamos tener para descorchar un buen vino, o saborear una exquisita vianda. 

Si pasamos a una esfera más personal. Hoy, los invito conmigo a celebrar esas pequeñas cosas que hacen de este paso, el llamado valle de lágrimas, un viaje como ningún otro. Hoy, celebro por ejemplo, que mis controles de esclerosis múltiple, luego de casi un año de diagnóstico, son considerados estables. Por lo tanto, seguimos como venimos. Cómo no celebrar el amor de nuestros familiares y amigos, que hacen liviano el caminar. ¡O cómo no hacer una fiesta por haber encontrado un croissant vegano de chocolate negro!

Esta semana, me estremeció escuchar las respuestas de una mujer que había perdido a su hijo y hermano en el terrible accidente en Tasajera, ante la indelicadeza del periodista. Desgarrada, narró como las últimas palabras de su hijo habían sido que no quería morirse, y como el último sollozo de su hermano había sido que no iba ver nacer a su hijo, no lo iba a conocer. ¡No seamos indolentes e inconscientes! Esta semanas anteriores, ante la expectativa de los resultados de la resonancia, y ante la avalancha de emociones que navegan los días, pensé que más que temerle a muerte, al dolor o la discapacidad, debemos temerle a no exprimirle el último jugo a la vida, a no cumplir con el "para qué" de este paseíto. El miedo se transforma en un presente maquillado de desparpajo.  Cómo no celebrar la salud, cómo no celebrar el olor a ajo, cómo no celebrar la caricia de tu mascota, cómo no celebrar poder cantar las canciones favoritas de Jorge Drexler en su  Facebook Live,  cómo no celebrar tus batallas,las mías,  cómo no celebrar tus apuestas por la reinvención, cómo no celebrar el don de fluir.

Utilicemos método e intuición para demarcar nuestra área de trabajo, trabajemos con el cuidado de un arqueólogo desenterrando la historia con un cepillito, seamos respetuosos de los hallazgos. Creamos en nosotros, liberémonos de la mente que nos hace creer que no hay camino, que no somos capaces de hacer lo que soñamos, que el futuro es sombrío, que ya no hay tiempo de nada. Disfrutemos de la meticulosa y dispendiosa misión . Busquemos esas sensaciones que hemos olvidado de nuestra niñez, se acuerdan de la emoción de esconderse, o luego de pegarse un carrerón para que no nos tocara la lleva, la emoción de montar bicicleta y su libertad, la de dibujar creyéndose Picasso, o cantar creyéndose Paloma San Basilio. ¿Se imaginan el Pterosaurio pisteando el Cañón del Chicamocha , sobrevolando montañas escarpadas, y comiendo piñas de Lebrija? ¿Se imaginan el asombro de esos primeros aborígenes que decidieron ir más allá de lo conocido, al encontrar un pedazo de tierra rodeada de agua salada?

"Cumplamos a tarea de vivir de tal modo que cuando muramos, incluso el de la funeraria lo sienta."
Marc Twain.







 



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