El sol en su apogeo calienta hasta el último grano de arena de la bahía de Tampa. Las libélulas danzan sin mediar coreografía ni ensayos. Sus piruetas colorean el bastidor irrespetando todo canon. Vibran sus alitas transparentes, y se suspenden en el aire, respiran y van a merodear a un laguito a donde logran ver su imagen magnificada. Entre tanto, una bandada de Ibis blancas surca los cielos. En medio de ese calor, una de ellas se despide de la bandada dirigiéndose al cenit. Ya el huracán hizo su paso, y ahora la vida continua, transformada: contigo y sin ti. Las lluvias ya quedaron atrás. Nosotros sentimos el coletazo del huracán, pero tu solita acompañada por tus seres más entrañables, levaste las anclas y te elevaste confiada a la luz insondable que tan intensamente anhelabas.
Y sí tú: ibis, libélula, mar, azul (tu
color favorito), libertad, valentía, entrega, amor, carcajada, desparpajo, claridad,
sensibilidad, adaptación, Patrietta para tus allegados después del trasplante.
Si hay algo que te caracterizó, quillera empedernida, fue tu generosidad, la
entrega a los demás. Todos dimos fe de una u otra manera. Intentaste a toda
costa unirnos y lo lograste. Como hablamos hace unos días la luz de tu velita encendió
en todos nosotros la nuestra. Tú en el centro y todos con nuestros pabilos
encendidos a tu alrededor amándote y recibiendo tu amor. Tal como me dijiste
con una sonrisa única… ” ¡Caro, yo lo
que hice fue una fogata!”. Y si, de ti emanaba el fuego del amor, en ti estaba
la fuerza de la trascendencia, en ti estaba el calor de la certeza de tu decisión,
la llamarada del desapego, la consciencia de la despedida.
Nos enseñaste a cantar y a bailar en medio
del dolor. Cantaste, cual Escalona:
“¡ay!
¡De mi corazón asegúrate,
de todo mi amor asegúrate,
De mi corazón asegúrate tú,
¡Que de todo tu amor me aseguro yoooooo!
Cantaste a Jaime Molina, bailaste “Tamarino
seco se le caen las hojas agua derramada no hay quien la recoja.” , te sumergiste
en el preludio de la Suite 1 de Bach para cello, tu favorita.
Dijiste te quiero cientos de veces,
estuviste al tanto de cada uno de los detalles de tu proceso, te despediste de todos, y al final Dios
te concedió lo que tanto querías descansar en paz. Repetiste sin cesar “Nada te
turbe nada te espante, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza quien a
Dios tiene nada le falta solo Dios basta”. Y siempre sin falta, hacías un pare
antes de pronunciar “Solo Dios Basta”. Porque en lo profundo conociste a Dios
en ti.
Hoy celebramos que tu sueño se hizo
realidad, hoy te celebramos. Yo los invito en medio de la tristeza y la nostalgia
celebremos a la tia Pat, a ese corazón valiente, que lo batalló todo, que coloreó
de tantos colores nuestras vidas.
Tia Pat, gracias por darme el privilegio de
ser testigo de tu humilde grandeza.
Porque …“Problema tuyo, problema mío”
TE QUIERO TIA PAT