No importa si el mundo te ignora, no importa si el mundo te insulta, no importa si el mundo te separa, no importa si el mundo señala, no importa si el mundo te agrede. Importa si por lo que te ignora el mundo, trasciende. Importa si por lo que te insulta el mundo ama. Importa si por lo que te separa el mundo une. Importa si por lo que te agrede el mundo reconcilia.
Vivimos en la Torre de Babel. Lo que decimos se malinterpreta. Vivimos con tanto ruido en nuestras mentes y vivimos tan a la carrera, que mientras el otro habla, estamos pensando cómo debatirle su idea o simplemente no le escuchamos. Luego se vuelve un juego de egos. El ganador es aquel que se doblega al otro y cree falsamente ser portador de la verdad. Nuestras acciones o palabras son pasadas por un tamiz, el prejuicio. Y de ahí se construye la epopeya que sustentará la argumentación que nos hará ganar el juego. Nunca pensamos si tenemos la información completa que apalancó una decisión determinada por parte del interlocutor. Lo que creemos escuchar lo encajamos perfectamente como un lego en el espacio de nuestros preconceptos. Así todo queda de maravilla, lo que era una casa de una planta se convierte en un edificio. Por lo tanto al tener mas "aire" como dicen por ahí, todo queda ilusoriamente validado, y le permite al susodicho lanzar un aplastante juicio que puede cambiar el curso de nuestras vidas. La distancia que se crea entre la realidad y la percepción es abrumadora. Nos convertimos en jueces versados en las leyes de la injustica, sin declararnos impedidos por estar inmersos en un flagrante conflicto de interés.
Hoy vale hacer toda la conjugación del verbo criticar. Me critico, te critico, se critica, nos criticamos, os criticasteis, se critican. ¿Qué obtenemos haciéndolo? Somos tan ciegos y a la vez tan severos que a pesar de ignorar sistemáticamente el efecto de nuestras palabras en el caminar del otro, continuamos impartiendo justicia. Y somos tan inconscientes que pasamos por alto que esa palabra dirigida como flecha al cordero, es un boomerang. El arma dirigida al otro termina devolviéndose con toda determinación e igual letalidad al arquero.
Que nuestras palabras no hieran, que nuestras palabras no invaliden, que nuestras palabras no rompan, que nuestras palabras no maten. Que nuestros sueños se mantengan intactos a pesar de un no, que nuestra esperanza se edifique más fuerte a pesar de puertas cerradas en nuestras narices, que nuestra decisión de intentar no sea enterrada por el golpe certero de la almádana. Que la severidad se convierta en perseverancia por lograr eso que tanto anhelamos. Que la casa con aire creada por los demás no sea tenida en cuenta, siempre que apostemos como Escalona, a hacer una casa en el aire solamente pa' que vivas tu.
Que nuestra voz no se esconda. Que nuestras palabras no se disfracen para satisfacer la percepción del otro. Que nuestras palabras no sean cinceles que esculpan una escultura inánime. Que nuestras palabras no nos confinen a una isla inhabitada, y como un naufrago los días se pasen pensando en cómo regresar. Que la vida no se nos pase esperando el avión como Tattoo de la Isla de Fantasía. Mickey Mouse nace porque Walt Disney no renunció a hacer sus caricaturas mientras servía como conductor de ambulancia para la Cruz Roja en la Segunda Guerra Mundial, porque siguió insistiendo a pesar de despidos y quiebras, porque decidió experimentar con la técnica de animación en su casa, porque nunca se dio por vencido.
No importa si el mundo te ignora, no importa si el mundo te insulta, no importa si el mundo te separa, no importa si el mundo señala, no importa si el mundo te agrede. Importa si por lo que te ignora el mundo trasciende. Importa si por lo que te insulta el mundo ama. Importa si por lo que te separa el mundo une. Importa si por lo que te agrede el mundo reconcilia.
Importa vivir respetandote a ti mismo
ResponderEliminarDe acuerdo. Vivir y dejar vivir. Que el delito de opinión no se castigue con la muerte.
ResponderEliminar