En el encantamiento de este conjuro llamado tiempo, le imploro al reloj lunar, se serene y encuentre sombra debajo de un frondoso árbol, que yo por mi parte, me enlazaré a su travesía y a su reflejo sinuoso, la acogeré día y noche, y le pediré al mago de todos los tiempos que le ofrende como legado, el gran secreto.

jueves, 30 de septiembre de 2010
No hay quinta mala
Alguien me afirmaba ayer que al contrario de lo que me habían enseñado en el colegio, han existido hasta el momento tres lunas, y pronto muy pronto presenciaríamos el nacimiento de una cuarta. ¿Habré nacido con alguna de ellas? ¿O será que cada uno verá nacer cuatro lunas en su vida? Yo tiendo a pensar lo último, y que a lo largo de nuestras vidas transitaremos niños o seniles, por ellas, concurriremos a sus fases de luna nueva, de plenilunio,de gibosa menguante, y que será ella, nuestra compañera perpetua, el haz de luz que jugará entre la niebla y dibujará el invierno y la florescencia.
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